Lunes, 20 de noviembre de 2006 | Hoy
Era el megaproyecto gastronómico-cultural para los galpones de la zona
del monumento. En 2003 fracasó la primer licitación.
Por Guillermo Zysman
La municipalidad decidió postergar hasta el año próximo la definición sobre el destino que tendrán los cuatro galpones ubicados en la zona del Parque a la Bandera. Tras el fracaso de la licitación anterior, lanzada en el 2003 y declarada desierta a mediados del año pasado, el gobierno municipal tiene prácticamente resuelto no insistir con el megaproyecto gastronómico-cultural, que por sus similitudes muchos lo catalogaron el mini Puerto Madero rosarino. La negativa de los interesados a invertir 10 millones de pesos sólo para construir cocheras subterráneas en el predio como pretende el municipio para no saturar de autos el espacio público, es el principal obstáculo. En ese marco, ganó fuerza en las última semanas la opción de destinar parte del terreno al área de la Juventud.
En diálogo con Rosario/12, la titular de la Dirección de Concesiones, Hilda Gontín admitió que en lo que resta del año "la municipalidad no llamará a licitación para concesionar los galpones" ferroportuarios, de 2500 metros cuadrados cada uno, emplazados entre el CEC y la Estación Fluvial. La funcionaria aclaró que el Ejecutivo no debe enviar al Concejo un nuevo mensaje, ni esperar una nueva ordenanza regulatoria, ya que la norma sancionada en el 2002 que habilitó usos gastronómicos, institucionales y culturales serviría de base para un eventual nuevo proceso licitatorio. "Salvo que sea muy distinto el proyecto, ahí sí necesitaríamos una nueva regulación", precisó.
Al respecto, la secretaria de Planeamiento, Mirta Levin confió a este diario que en el municipio "todavía no está decidido que destino darle a los galpones". Según Levin "hay aspectos del proyecto original que no cierran. Para que sea viable el proyecto gastronómico es imprescindible que se construyan cocheras subterráneas para que los autos no ocupen el parque. Habría que hacer algo parecido a una pileta a través de una estructura de hormigón. Pero a su vez, el costo de las cocheras, de al menos 10 millones de pesos es difícil que un privado quiera invertirlo teniendo en cuenta que se trata de una concesión en un espacio público, que al finalizar el proceso vuelve al Estado. Además las tierras involucradas son poco firmes, lo que hace más complicado el escenario".
La secretaria de Planeamiento admitió que una de las posibilidades que contempla el Ejecutivo es "fraccionar el proyecto en distintas etapas y usos. Estamos estudiando todos los escenarios, queremos evitar otra licitación que termine desierta".
Ello ocurrió en junio de 2005 cuando, dos años y medio después de haberse lanzado, la municipalidad rechazó las oferta del único interesado que había quedado en carrera. La medida se adoptó ante la negativa del municipio de avalar cambios urbanísticos del proyecto original y modificaciones jurídicas en la razón social del oferente, la constructora porteña CCI, que tenía proyectado invertir cerca de 30 millones de pesos. El gobierno municipal buscó evitar inconvenientes como los registrados en el Complejo Puerto España, polémica que llegó a la Justicia y que arrastró a dos funcionarios.
Desde su lanzamiento, durante la intendencia de Hermes Binner, se había presentado a esta iniciativa como parte de una ambiciosa transformación de la ribera central de la ciudad. Fue tras una larga saga burocrática que incluyó el traspaso de las tierras desde la Nación al municipio y una prolongada discusión en el Palacio Vasallo.
Hasta tanto el intendente Miguel Lifschitz defina entre las diferentes opciones que Planeamiento le elevará, una alternativa que contempla la administración municipal es destinar parte del predio a la Dirección de la Juventud.
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