Una mujer que vive en la zona céntrica de la ciudad aseguró haber encontrado 35 alacranes en su vivienda. Lorena habita con su familia una casa de dos plantas en la zona de Córdoba y Oroño, que remodeló y dejó a nueva hace aproximadamente diez años. Y a pesar de haber tomado todas las precauciones para evitar el ingreso a la vivienda de estos insectos, se encontró con una enorme cantidad de escorpiones adentro de su casa.

"Verificamos que estuvieran tomadas todas las medidas, fuimos a toxicología, hicimos fumigar, pero siguen apareciendo por más que tengamos todas cañerías cerradas, todas las tapas selladas; en mi casa hay una psicosis", contó la mujer en declaraciones radiales, antes de revelar: "Nos dijeron que en la ciudad hay una invasión de alacranes".

Desde el Servicio de Toxicología del Sanatorio de Niños, el doctor Juan Carlos Piola confirmó que no sólo se ha registrado un gran aumento en la aparición de estos insectos en las viviendas rosarinas, sino que, siguiendo un fenómeno que se da en todo el país, también aumentó la gravedad de los episodios.

"En el servicio entre el 8 y el 10 por ciento de las consultas son por picaduras de alacranes", dijeron los especialistas que vinculan este fenómeno al aumento de las temperaturas medias y de la humedad, dos factores que hacen propicia la proliferación de los escorpiones.

Otro de los problemas que se registran es un gran aumento de la peligrosidad de estos bichos. "Desde el 2000 hasta ahora murieron casi 30 chicos por picaduras en distintas partes del país, algo verdaderamente impensado décadas atrás", dijeron los médicos, y recordaron que ese servicio debió intervenir frente a un reciente caso de una niña de dos meses que falleció por una picadura cerca de la localidad de Gálvez.

Por su parte, el director de Control de Vectores de la Municipalidad, Jorge Dañil, se mostró asombrado por el caso y consideró que "si siguen apareciendo es porque no se han tomado todas las medidas suficientes", y reveló que "con la fumigación sola no alcanza". Al respecto, recomendó hacer una inspección cotidiana de la vivienda y de los lugares que puedan convertirse en reservorios para estos insectos, como endijas, grietas, roturas, sócales de madera, escombros, maderas, ramas o basura acumulados.