Esta última edición del "Festival de Rafaela", deja un saldo ampliamente positivo para sus organizadores y fundamentalmente para los teatristas y el público local. Con cifras que rondarían más de 11.000 entradas vendidas, sin contar el público que se dió cita en las calles y las plazas y en las salas de las vecinales, este evento demuestra que el teatro puede ser un punto de convocatoria masiva sin apelar a golpes bajos y a espectáculos consagrados. Desde el punto de vista de la cobertura periodística, los medios locales a través de sus suplementos, entendieron la importancia de un Festival que año tras año reaviva las expectativas de un público cada vez más exigente.

Para los periodistas que integramos CRITEA (Círculo de Critico Teatrales de la Argentina) y que desde el comienzo alentamos a las autoridades locales a seguir promoviendo un Festival que se preocupa por el contacto entre los espectadores y sus creadores a través de las mesas de devoluciones que se realizan todos los días, confirmamos lo valioso de estas experiencias.

Un párrafo aparte para el Intendente Municipal de Rafaela, Omar Perotti y su equipo de colaboradores, que han demostrado siempre el reconocimiento del trabajo de los investigadores y la crítica teatral.

Estos gestos y esta preocupación por reconocer la labor de los que también apoyan estos emprendimientos, debería servir de estímulo para ciudades como Rosario que en su empeño por parecerse a Barcelona, se olvida que los modelos para diseñar ciertos aspectos culturales se encuentran en ciudades mucho más cercanas.