Si el respeto por los Derechos Humanos expresa la eticidad de cualquier sistema político, no parece posible analizar y reflexionar sobre la situación de los Derechos Humanos en nuestro continente sin hacer explícita referencia al papel que los Medios de Comunicación juegan en la misma. Instrumentos privilegiados en la creación de representaciones sociales y memoria, herramientas valiosas en la construcción de la visión del mundo (o en su cuestionamiento), forjadores de legitimidad, hace ya largo tiempo en nuestra historia que han abandonado su rol de simples mediatizadores de los intereses y valores de distinto signo que atraviesan la sociedad para convertirse en importantes actores políticos de la misma. Sustentados en un desarrollo tecnológico que pone en cuestión la noción misma de espacio público-espacio privado en las esferas más íntimas de la vida cotidiana, es innegable su poder (y responsabilidad) respecto a la determinación tanto de la agenda política, como determinación de los hechos que forman parte o no de la "realidad" social y que debe ser por lo tanto, percibida y apreciada por los ciudadanos como de la apreciación valorativa de la misma.