Durante sus 14 años de presidencia, fueron contadas las apariciones de Eduardo López por la sede del club del parque Independencia en los días que no jugaba el primer equipo. Tras la derrota en las urnas, López no sólo que no volvió a poner un pie en las instalaciones rojinegras, sino que ni siquiera atinó a reempadronarse, trámite en el cual se exige dejar registro de huellas dactilares. El único ex directivo que puso los dedos para obtener el nuevo carnet fue Rubén Yacopino, quien supo ser vicepresidente y tesorero, y acudió a la sede a último hora del viernes 6 de marzo, aprovechando que la directiva se encontraba en Buenos Aires, día en que Ñuls jugaba con Lanús. Sergio Almirón, cuya esposa es empleada de la institución con una antigüedad de 20 años y actualmente da clases de tenis, se comunicó por teléfono con personal de la administración para asesorarse de los requisitos para reempradonarse. Y al advertir que el trámite es personal, aún no tomó coraje para volver la entidad. De cualquier forma, López, Yacopino, Almirón, y el resto de los miembros que integraron la última Comisión Directiva, tienen los días contados en Ñuls. Porque más allá de lo que resuelva la Justicia por sus actos, todos ellos serán expulsados como socios de la institución, amparándose las actuales autoridades rojinegras de las facultades que otorga el estatuto.