DEPORTES › BRONCA Y PELEAS TRAS EL PARTIDO
› Por Pablo Fornero
Todos los hinchas canayas fueron confiados a la cancha. No suponían que el equipo de Madelón culminaría goleado por All Boys. La fiesta inicial fue mutando hasta encontrar un color oscuro y espeso, como el cielo. Porque al término del partido, los hinchas de Central no soportaron la derrota y canalizaron su desazón a través de una serie de incidentes en varios puntos de la cancha y los alrededores. En la semana, la cúpula policial de la provincia imaginó el desenlace y había dispuesto el desempeño de 700 efectivos. Pero, la bronca y angustia pudo más y desencadenó un final lamentable.
Cuando el arbitro pitó el final del encuentro, un numeroso grupo de hinchas ubicados en la popular que suele ocupar la barra brava se pasaron, ante la inacción policial, a la platea que da al club Regatas y comenzaron a desprender las butacas de plástico y arrojarlas al campo de juego. Otros invadieron el palco oficial en busca de los dirigentes, que ya se habían retirado en el entretiempo bajo custodia policial. No obstante, se encontraron con agentes, a los que les arrojaron con lo que tenían a mano. Los puestos de choripanes que están alojados en los pasillos de la tribuna fueron desmontados y tirados a la platea. La zona lindera a los vestuarios también fue escenario de incidentes. Algunos hinchas, los más calmos, trataban de impedir que sus pares destrocen las instalaciones del Gigante. La policía, desbordada, actuaba como si no hubiera presupuesto los desmanes.
La salida de los hinchas fue caótica. En varios puntos de las adayacencias al estadio se produjeros enfrentamientos con la policía, que respondió efectuando disparos con balas de goma. En declaraciones, el responsable del operativo policial, Hernán Brest, aseguró que hubo heridos, aunque no de gravedad, y varios detenidos.
"A modo preventivo", la comisaría 3º dispuso el vallado del edificio de la esquina de Salta y Entre Ríos, en el que vive el presidente del club, Horacio Usandizaga. Allí, se apostaron más de 20 agentes. Un operativo similar se realizó en la casa del hijo del dirigente máximo y, a la vez, asesor del club, Manuel Usandizaga, en Guemes al 2500.
Después del festejo, los jugadores de All Boys también enfrentaron trastornos. Tuvieron que aguardar más de lo debido para salir del vestuario ya que el clima violento así lo ameritaba. El colectivo que los trasladaba sufrió la rotura de algunos de los vidrios. En cambio, los 2.700 hinchas del club de Floresta lograron retirarse con normalidad.
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