Domingo, 18 de julio de 2010 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS
Por Darwinia Gallicchio
"Darwinia Gallicchio, madre y abuela de la Plaza de Mayo. Miro el espejo de lo pasado. Veo a mis tres hijas concebidas junto a Carlos; Graciela, Stella y Silvina. Revuelvo el recuerdo y pujo mi gravidez de Stella Maris; la beba crece, la niña traviesa, la mujercita de melena sacude su amor interior al ritmo de Lennon y McCartney. Luego de la década del 70, fluye el recuerdo, veo una mujer inteligente, alegre. Enamorada de Juan Carlos, flaco y barbudo, se fueron a su casita de barrio Pichincha. Entre liberación, guitarra, política, trabajo, diferencias, discusión y golpe de Estado hubo amor para engendrar a su hija: Ximena, mi nieta.
Stella Maris viaja, junto con ella su amigo Alfredo Berrutti, a la ciudad de Buenos Aires para tramitar el pasaporte en la sede de la Policía Federal: es 5 de febrero de 1977. Durante la mañana secuestran en la casita de Pichincha a Juan Carlos. Y, supongo que al mediodía, luego del trámite, Stella pregunta por el pasaporte de su esposo. Alfredo esperaba en el pasillo de esas oficinas federales y alguien indagó: `Quién tiene a la nena Ximena Vicario`, Berrutti la sostenía en sus brazos; `Yo` responde. . . Desde entonces enhebran la palabra desaparecidos.
Carlos Gallicchio, mi esposo, falleció en diciembre de 1980. Tres meses después de una entrevista que nos concedió el Ministro del Interior del gobierno de facto; Carlos preguntó por el presente y el futuro de la beba, nuestra nieta, y el general Albano Harguindeguy contestó, casi fusilándolo: `Jamás va a encontrar a su nieta porque no queremos que se convierta en una guerrillera`.
El retorno a la identidad familiar de Ximena, desde aquel febrero del 77, demandó 13 años de lucha institucional de las Abuelas de Plaza de Mayo.
A Stella la recuerdo niña, mujercita, mujer y madre de aquella beba".
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