CIUDAD
Laura Hanono ingresó decidida a la sala de audiencias. Pidió cambiar la ubicación, para que los acusados pudieran mirarla. "Fui privada ilegalmente de mi libertad a los 16 años, a los 22 pude hacer la denuncia, y ahora que tengo 49 puedo estar declarando", dijo la testigo, que rememoró su detención, el 13 de octubre, en la calle, a cargo del represor apodado La Picha. En el Servicio de Informaciones fue torturada reiteradas veces, en sesiones a cargo de José Rubén El Ciego Lofiego. No sólo la interrogaban por su participación en la Unión de Estudiantes Secundarios -que había cesado- sino también le subrayaban su condición de judía. Allí estuvo detenida también su hermana, Julieta. "Hay una situación de abuso sexual de parte del Cura (Mario Alfredo Marcote), que no llega a consumarse porque llegó un hombre, al que le decían el Armero, que le dijo: 'Dejala tranquila, es muy chiquita'", recordó. En ese momento, Hanono bajó la cabeza y cerró los ojos. Después, siguió declarando. La defensora oficial, Laura Inés Cosidoy, le dijo que iba a estar "20 años presa", después de leer su declaración sobre las torturas sufridas.
"Las personas que estuvimos ahí permanecimos en condición de piltrafas humanas", dijo la testigo, que es psicoanalista, docente universitaria y secretaria académica de una Universidad. Citó a Primo Levi para describir un lugar como el SI, al que consideró un campo de concentración. Antes de terminar, expresó un sentimiento común. "Me preocupa el dispositivo de la sala, seguimos en la misma situación. Ellos nos miran y nosotros no los podemos ver", dijo. La testigo subrayó: "A muchos de nosotros nos detuvieron muy jóvenes. El daño ya está hecho, más allá de que sea necesaria una condena para que no se siga produciendo".
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