Al menos cuatro testimonios dan cuenta del modo de contratación del prostíbulo de San Luis al 800. "Se cobraba 150 pesos la media hora, y 250, la hora". La mitad de cada pase quedaba para las chicas. "Maxi me preguntó si yo tenía ropa llamativa o sexy ya que la iba necesitar. Me dijo que tenía que tener sexo. Pablo me hizo desvestir y me dijo que me cambiara, y me sentó en uno de los box donde me hizo esperar hasta que llegara un cliente", expresa un testimonio en la resolución. "Los clientes tocaban el timbre. Pablo gritaba 'chicas, gente' y nosotras salíamos. El les abría la puerta y les ofrecía algo para tomar. Después nos presentábamos. Cuando elegía a una, Pablo nos daba preservativos y el número de la habitación". Otro testimonio relata que "Maxi" pasó a buscar a una mujer por la terminal, porque venía de una provincia del norte, y no conocía la ciudad. La joven (21) se contactó por teléfono tras ver el aviso en el diario, y acordaron el encuentro. La jueza remitió ese testimonio a la Justicia Federal. Maximiliano está acusado de "reclutar mujeres que trabajarían en su burdel, a través de avisos en el diario La Capital". Además, se constató que llamó a una de las mujeres que testimonió en la causa, para preguntarle qué había dicho y hostigarla, durante la investigación.