La ampliación de indagatorias en la etapa final del juicio de la causa Guerrieri II tiene un efecto cascada: ayer hablaron Joaquín Gurrera (alias Capitán Mario) y Juan Cabrera (alias el Barba), quienes se dedicaron a descalificar a Eduardo Costanzo, a quien consideran "el único" testigo en su contra. Cabrera -era el interrogador bajo tortura del circuito represivo del Destacamento de Inteligencia 121- afirmó que realizó "tareas administrativas" hasta 1979. Pero incurrió en contradicciones respecto de sus tareas de calle y su conocimiento de Costanzo. Cabrera incluso se quejó por el trato que reciben quienes fueron Personal Civil de Inteligencia, en contraposición con los militares.

La segunda vuelta de indagatorias se lanzó con el pedido de Costanzo de hablar. Pidió concurrir a la quinta La Intermedia, donde contó que fueron ultimados los 14 militantes secuestrados en la Quinta de Funes, luego en la Escuela Magnasco y más tarde en la quinta de La Ribera, que partenecía a la familia de Amelong. El Tribunal hará la medida el miércoles próximo.

Costanzo respondió a los represores que lo describieron como un extorsionador. "Miente", dijo por Cabrera y por Gurrera. Y contó detalles de las revelaciones que le hacían sus antiguos colegas de la patota. Cuando la vocal Lilia Carnero le preguntó cómo sabía todo eso, Costanzo se amparó en que había permanecido como PCI sólo "un año y cuatro meses" y consideró que "no puede" recibir la misma condena a prisión perpetua que Oscar Pascual Guerrieri, "que trabajó toda la vida y era el que mandaba". Costanzo dijo también que en democracia, trabajó como asesor del ex senador Luis Rubeo (padre) y que también Guerrieri prestaba servicios para el dirigente peronista de amplia participación en el menemismo.

Tras las palabras de Costanzo, volvieron a anotarse para hablar mañana varios de los represores que son enjuiciados. Gurrera y Cabrera pero también Walter Pagano. En este juicio oral y público son enjuiciados doce represores por delitos de lesa humanidad.