Claudia Saldaña es docente del Polimodal de la escuela técnica de Génova y Cullen. A diario está en contacto con los adolescentes con problemáticas similares a las de este barrio. Y, según explica, no es nuevo que las instituciones no asuman la problemática. "Muchas veces las docentes no querían admitir la problemática que tienen sus alumnos. Soy profesora de Formación Etica con chicos de 3º año y pretendía trabajar la problemática que planteaba los mismos chicos: alcohol, drogadicción, aborto. Esta era su problemática. Pero cuando llegaban a su propias conclusiones, el director terminaba negándolas, decía que no podía ser y no se las admitía la realidad".

"Hoy hay que admitir que vemos las consecuencias en chicos que han aspirado pegamento: hay asumir que muchísimos pibes no pueden estar sentados concentrados escuchando al docente y no aprenden. Así que generan ruido y bullicio como la única escapatoria que tienen. Los mismos chicos confiesan que aspiraron pegamento o que consumieron alcohol, porque es la única salida que tienen de un momento de paz, porque su realidad es muy dura. Y esa es la única manera de tolerarlo. Por eso como docentes no podemos negar esa realidad".