Viernes, 27 de noviembre de 2009 | Hoy
LUX VA A LA MILONGA TANGO QUEER
Sorprendidx por el nivel de lxs concursantes, nuestrx cronista fue a un concurso tanguero de drags queens y terminó como jurado.
Estos cambios de tiempo matan a cualquiera. ¡Si hasta me pareció oír estornudar el otro día a la virgencita del tiempo que tengo en la repisita! No sé de dónde me vino el resfrío a mí, pero lo cierto es que no sólo tuve que decidir la otra noche si me iba vestidx de king o de queen sino, además, si me iba de veranito o desembolsaba los pulóveres que había guardado con naftalina. Resolví la disyuntiva con un tapadito sobre un ropaje liviano y en el cráneo, cual llamarada, una peluca roja. Con un pañuelo al tono me cubrí la cara para que, al salir, el ventarrón no se llevara lo poco que de salud me quedaba. Abrí la puerta de entrada y la voz gruesa del portero resonó en mis oídos: "Hasta luego, Lux", me dijo. "Hasta luego", le dije yo, montadx en unos taquetes de corcho que me apretujaban los pies como si estuviera enyesadx. Me tomé un taxi. Cuando llegué a la Milonga Tango Queer, en pleno San Telmo, subí como pude las altísimas escaleras de la vieja casona, tomadx de un pasamanos infinito que terminaba en la entrada del salón de baile. Accioné el picaporte y detrás del portón se me presentó el panorama. ¡Otra que El baile, de Ettore Scola! La competencia estaba en su apogeo y vaya si estuvo difícil. Era un concurso de drags y algunxs, menos improvisadxs que yo, se habían tirado el ropero (¡de sus antepasadxs!) encima. Había otrxs, en cambio, que lucían atuendos más creativos en los que sus abuelxs no habían tenido ninguna injerencia. Unx, por ejemplo, que parecía salidx de Querelle (¡ay qué cinéfilx que estoy!), había armado su disfraz con unas telas suaves y multiformes y un gorrito de marinero. En la barra me crucé con una drag cuya impactante presencia y bailar vino a suplir, diría yo, el vacío que nos dejó Michael Jackson. Bueno, parte de ese vacío, en realidad. Tampoco exageremos. Enseguida, en el medio de la pista, avisté unx cuyo look tenía una reminiscencia a Boy George, pero un poco más scottish, y que le ponía el cuerpo al dos por cuatro y a todo lo que se le ofreciera. Ante semejantes rivales y rivalas, de pronto no me sentí a la altura del desafío (¡y eso que estaba subidísimx a mis plataformas!). Y justo cuando se me estaba por piantar un lagrimón, se me acercó Mariana Docampo (ex Falcón, como la calle), organizadora de la milonga, y me dijo: "¡Ay, Lux, me hace falta un jurado para el concurso! ¿No me harías el favorcito de...?" Ni la dejé terminar: "Por supuesto", le dije. Me explicó que la ausente era unx famosx poeta que había leído en Brandon el domingo anterior y que al salir de allí había tenido un altercado con una ex pareja que la dejó en el hospital, motivo por el cual no había podido asistir al evento. "¡Achís!", le contesté a Mariana, "¡achís, achís!", como protestando, para disimular mi desbordante alegría. En verdad, no necesitaba demasiadas explicaciones porque me encantó, al menos por un rato, sentirme el Aníbal Pachano de la Milonga. Eso sí, no fui tan durx con las calificaciones por miedo a repetir escena de poeta apaleadx (en este caso, por drags enfurecidas). El desfile abrió con Caro (quien con su look amalevado resultó la Drag King de la noche), y detrás de ella lxs participantes iban sucediéndose unx a unx, con extraordinaria rapidez, como expresando incontenibles deseos por abalanzarse sobre la pista. Finalmente, Querelle se llevó una mención especial, que le fue entregada con vítores y honores, y la demás preseas fueron repartidas con justicia. A esa altura de la soirée, como se podrán imaginar, ya me había subido la fiebre (amén de mi naturaleza de por sí calenturienta), y decidí volverme a mi casa. Una vez allí, aún poseídx por el espíritu tanguero, me pintarrajeé un poquito, me puse una flor en el ojal, agarré mi cámara de fotos y me saqué en pose arrabalera para mandársela a mi chicx que está en Miami. "Qué lindo te queda el pelo rojo, amorcito", me dijo al otro día por Skype. Mi chicx no es virgen pero hace milagros, así que cuando escuché su voz, créanlo o no, se me curó el resfrío.
Milonga Tango Queer, Peru 571
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