Viernes, 23 de abril de 2010 | Hoy
LUX VA A LA MARCHA CONTRA EL MATRIMONIO GAY
Con espíritu antropológico y el cuerpo siempre listo, nuestrx cronista se lanzó a la calle en busca del espécimen perfecto a quien recuperar de las garras conservadoras. Recuperación no se sabe si logró pero sí un buen meneo en la boca del subte, que como toda boca siempre tiene algo que ofrecer.
“¡A la vincha de Cristo, vamos que quedan pocas!”, el grito, lo confieso, me resultó tentador, un poco de SM siempre es un poco tentador y, ilusx de mí, creí que conseguiría espinas para mi loca cabeza, una gota de sangre para volver a creer que estaba vivx entre tantos muertos. Pero no, no había espinas en la vincha y en cambio un Jesús mal impreso que ni siquiera me sirvió para atarle la muñeca al oportunista que creyó que iba a hacer su abril en la marchita en contra del matrimonio y la adopción de parejas queer. Por mi culpa, por mi gran culpa, me dije, yo buscaba amontonamiento y sólo encontré una marcha con olor a Sociedad Rural después del rodeo. ¿Qué iba a hacer con mi mano boba si ni siquiera podía ocultarla en el gentío? ¡Y qué cuernos tenía que hacer yo ahí! "Es el problema de las redes sociales, Lux", me dijo una tortona medio bay biscuit porque agarra cualquier cosa, pero madre de trillizos junto a su amada esposa. ¿Qué clase de red social la había hecho aparecer en ese lugar donde bien podían lincharla? "A mí también me tienta el SM", dijo ella, "y además también tengo la fantasía de convertirlxs de a unx. Sí, nena, de unx en fondo. Vaya gracia. Pero bueno, inmersxs en el carnaval, pues nos pusimos a bailar. Yo ya había fichado al de las vinchas y ella a la Cynthia Hotton, la diputada del PRO. "Me gustan así, un poco femme", dijo con los ojos perdidos en el escenario donde se contaban los Valores por mi país, o sea el de la Hotton que se había dejado engañar por el falso "asistiré" que, según la diputada, le habían mandado por Facebook unas 7 mil personas dispuestas a "defender el derecho de los niños a tener un papá y una mamá" y a luchar de cuerpo presente "Contra el matrimonio homosexual con adopción". Yo no me quiero casar, no te asustes, papi, le dije al de las vinchas cuando la mirada se me perdió detrás de un target más elevado. Al menos elevado por un poste de luz ya que hasta ahí se había subido el joven de bunda redonda como el mundo para colgar un cartel que exigía "basta de ocultar a los pederastas". Me pareció un reclamo justo, digno de que lo viera Benedicto, pero, mala suerte, el chico tenía una remera que decía "Y pegue, Bertone, pegue". Desorientadx, sin saber si tomar el subte o trepar al águila del monumento de la plaza, escuché cómo los urbanistas del PRO alentaban a cortar la Avenida Callao. Ahí sí que se puso lindo, al menos alguien me tomó de la mano pero cuando me quise tomar el codo tuve que ser rescatada por mi amiga bay biscuit. "Al subte, Lux, al subte". La seguí mientras ella filosofaba: "¿Vos viste que al acto lo convocaban niñxs que querían hacer llegar su mensaje a la sociedad? No es que descrea del avanzado desarrollo infantil de los niños y niñas de hoy día, pero mis hijxs con casi 3 años dibujan gusanos y me dicen que son mariposas; estos diseñan volantes en papel satinado, grosos ¿no?". Qué bombones, ellos ya saben de transformaciones. Así que así inspirada arrastré el gusano que soy hasta la boletería del subte y enseguida pedí que me levante el molinete. Me levantó mucho más que eso. El ánimo, por ejemplo. Mientras, desde los altoparlantes de la plaza sonaba la música de Ricardo Montaner: Tan enamorado, de ti, que la noche dura un poco más… Pero mi trabajador del subte ya había hecho lo suyo y yo tampoco me iba a quedar a vivir en esa boca aun cuando las bocas siempre tengan algo para dar. Nunca supe qué hacía Montaner entre evangelistas, pero a lo mejor ellxs, como yo, habían visto esa noche la lux, digo, la luz.
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