Viernes, 9 de julio de 2010 | Hoy
Algunos de los discursos más resonantes –por lo arcaicos– que se pueden recoger de las versiones taquigráficas de los debates sucedidos en el Senado desarticulados por sus propios colegas.
Los términos familia y matrimonio han sufrido un gran oscurecimiento. Se ha impuesto equivocadamente la idea de género, la teoría de género, que comporta la diferenciación de los sexos como un hecho cultural.
Todo ser, toda persona, es un compuesto de cuerpo y alma, que ya nadie puede negar (...). Ambos –cuerpo y alma– conforman la esencia de cada ser, es decir, aquello que lo hace ser lo que es y no ser otra cosa, en este caso una persona.
Esa esencia hace que cada ser realice sus propias acciones, y al conjunto de todas esas acciones, acordes con la esencia, lo llamamos naturaleza. Eso y no otra cosa es lo natural (...).
La adopción de niños, que es la razón última de este desatino, será sin duda el fracaso de la humanidad misma.
Elcira Nazar Espeche de Urraza
Titular de la Cátedra de Antropología Filosófica UCA, en su ponencia del 22 de junio en el Senado de la Nación.
En términos filosóficos, la postura de Nazar es atávica, se trata de un pensamiento filosófico que es incluso premoderno, tiene un componente de religiosidad que en su caso lo vuelve fuertemente conservador, aunque la religiosidad no sea conservadora per se. El principal problema de la intervención de la profesora es el exagerado énfasis en la esencialidad, como si las personas fuéramos esencialmente algo, iguales o diferentes. Es una idea, una idea sumamente compleja y discutible. Sí para un relativismo absoluto este esencialismo severo es fuertemente discutible desde varios puntos. Personalmente me resulta imposible pensar en esos términos: es compleja la tensión entre cultura y naturaleza, una tensión de la que la filosofía se ha hecho cargo, que es difícil de resolver y que claramente no puede resolverse en términos esencialistas, pero ella además lo hace en el sentido que ella misma le da a lo natural.
El exceso del naturalismo, tanto como su defecto, genera problemas políticos por las implicancias que tienen.
Lo que está claro es que esta persona está asustada, estamos ante una persona con temor, un temor quizá legítimo, pero que desconoce la filosofía política. No poder percibir el matrimonio como lo que es, una institución, le genera serios inconvenientes; hay que pensar que las instituciones cambian. Tan simple y complejo como ello: y que cambien no significa que siempre cambien para bien. En una democracia contemporánea, los cambios son positivos cuando suman derechos. Y éste es el caso en el debate por la ley de matrimonio para personas del mismo sexo.
Su ponencia carece de toda actitud y reflexión filosófico-política por un lado, y a la vez tiene muy clara su postura política por otro. Es consciente de lo que está sucediendo y a la vez evade, ésa es la trampa de la ponencia de Espeche de Urraza. Es sin dudas un texto situado en una coyuntura, consciente de ella, que entiende lo que sucede y a la vez se despoja de su reflexión política.
Espeche de Urraza le atribuye al activismo gay y hasta le reprocha el hecho de que en la sociedad se esté hablando de esta cuestión y dando este debate en el Congreso. En ese punto puedo estar de acuerdo y creo que es cierto: es gracias a la militancia gay que el tema está en agenda, pero se ve que para ella eso está muy mal, lo cual es llamativo. Homologar en el matrimonio las relaciones homosexuales en una institución conservadora per se, de las cuales uno muchas veces participa de ellas, es lo que está haciendo la legitimidad gay hoy. Desde la filosofía se ve cierto ángulo conservador del reclamo gay y su interpelación al Estado. Es necesario saber esto y el activismo gay debe saberlo, estoy de acuerdo. Pero si suma derechos y amplía la democracia, no puedo más que estar a favor.
* Sociólogo, profesor de Teoría sociológica.
La sexualidad, vista como una experiencia válida por sí misma, está siendo atravesada por flujos internacionales de pensamiento y de estilos de vida que dificultan la investigación médica o psicológica. (...)
Considero necesario aclarar a los señores senadores que la población homosexual está compuesta, al menos, por tres grupos con respecto a su condición pertinente.
Un grupo está compuesto por aquellas personas que viven un estilo de vida homosexual y consideran que el mismo no les confiere ningún privilegio. (...)
Un segundo grupo compuesto por aquellas personas que sienten atracción homosexual, pero rechazan esa orientación, no están conforme con ella, sufren silenciosamente por ello y buscan ayuda.
Y un tercer grupo que es el conformado por el activismo gay, con bandería político-ideológica, que dentro de la comunidad homosexual no representa al mayor número.
Mabel Borghetti Titular de la cátedra Perturbaciones sexuales de la Ucasal, en su presentación del 22 de junio en el Senado de la Nación.En primer lugar, la ponencia de Borghetti comienza haciendo referencia a “flujos internacionales de ideas y formas de vida”, lo cual parece un resabio de la idea de los “pensamientos foráneos” o antiargetinos que antes se usaban contra otros movimientos políticos o intelectuales a los que se oponía el conservadurismo católico: hace no muchos años, también se señalaban las ideas que disgustaban como soviéticas o francesas, según el caso, para descalificarlas.
Luego señala que dificultan “la investigación”. Algo absurdo, ya que son esas mismas formas de vida y de pensamiento las que son objeto de investigación de diferentes disciplinas, y en todo caso las enriquecen. Borghetti usó todo el tiempo la palabra “ciencia” y “científico” de manera retórica, es decir dándole un modo intencional, pero no efectivo; aquí vemos la palabra científico en su uso legitimante. Tal como la llamada Escuela “Científica” Basilio”, una institución religiosa y católica que se autodenomina “científica”. Una situación similar ocurre cuando se quiere atacar al psicoanálisis y se lo acusa de no científico para quitarle legitimidad.
Sexología, medicina, psicología son todas disciplinas por las que la señora va saltando en su ponencia cuando en verdad lo que se ve es que ella es ante todo una disciplinaria, que no es lo mismo.
Luego da un salto al campo jurídico, donde lo que se está discutiendo es la legitimidad de ciertas alianzas que están reguladas por un aparato jurídico. Si la sociedad en cuestión se modifica, se modifica el aparato jurídico, si no, el Derecho sería eterno y platónico. Eso es algo elemental y evidente.
Finalmente pretende “ilustrar” a los senadores con tres categorías de homosexuales. Taxonomías que suponemos inventó ella, en la cual habría un segundo grupo sufriente que no se acepta homosexual. Si hablamos de la homosexualidad como una práctica con fantasías eróticas, antes es neurótico que homosexual. Hasta el señor más casado y padre de familia puede tener fantasías homosexuales. Es como tabicar las cosas en identidades fijas. Además, ¿de dónde saca la estadística de que los gays que pretenden igualdad de derechos son una minoría?
Seguro, hay muchos a quienes el tema los tiene sin cuidado, pero es como con la política: hay momentos de mayor interés y momentos de menor interés y compromiso.
Pienso que la tipa lo que hace es deslizarse de un lugar a otro, va saliendo, hace una caricatura de resúmenes de disciplinas. No cita ninguna fuente, hace una clasificación caprichosa en grillas que se le habrán ocurrido.
Lo que hace ella es un abuso de autoridad, tratando de usar su autoridad en el ámbito A en un ámbito B (Senado). No estamos en el momento científico, buscando un origen de la cuestión. Estamos es un momento político-jurídico del movimiento. Pero se puede ser un profesional más o menos lúcido y ser políticamente estúpido o viceversa.
* Psicoanalista.
Liliana Negre de Alonso
senadora nacional, en una disertación en la Universidad Nacional de San Luis.
Como presidenta de la Comisión de Legislación General del Senado, Liliana Negre de Alonso dirigió las discusiones previas al dictamen de minoría que consiguió la ley que ya tiene media sanción en Diputados. Lo hizo con pasión conservadora, dejando afuera a buena parte de quienes estaban a favor, prohibiendo el aplauso cuando las posiciones expuestas no le gustaron, aplaudiendo ella misma cuando se argumentaba por la consagración de la familia tradicional y cristina. Pero fundamentalmente, fue quien sentó el debate sobre la vieja grieta que se supone divide el sentir nacional entre centro y periferia, entre capital y provincias. Suyo fue el discurso que actualizó aquello de las "ideas foráneas" para aplicar ese "foráneas" a lo que sucede en la capital y se supone está tan lejos del sentir del "interior", otro concepto actualizado por la senadora. Pero, como si fuera poco, también se encargó de dar vida a la variable paranoica delatando oscuros intereses por detrás del impulso a la ley de matrimonio igualitario: en la UNSAL habló de dinero, del "tráfico de óvulos, espermatozoides y vientres" –otro precioso pasaje de su exposición– como si las parejas heterosexuales no se beneficiaran con las técnicas de fertilización asistida y la donación de óvulos o espermatozoides para formar sus familias. En los últimos días, el proyecto de ley con media sanción en la Cámara baja dejó de ser un proyecto que contó con el apoyo transversal de la mayoría de las fuerzas políticas para convertirse en una "maniobra distractiva del oficialismo".
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