Viernes, 9 de julio de 2010 | Hoy
SIC
“Algunos de los organizadores han hecho explícitamente comentarios y acciones racistas, o bien no se han opuesto a ellas. Estas organizaciones se niegan a entender que las políticas antirracistas deberían ser parte esencial de su trabajo. Habiendo dicho esto, debo distanciarme de la complicidad con el racismo, incluido el racismo antimusulmán.”
Este fue el argumento central del discurso de Judith Butler al rechazar en el mismo acto en que se lo estaban ofreciendo –como parte de las celebraciones del orgullo Glttbi en Berlín– el Premio Orgullo Berlín al Coraje Cívico. Frente al desconcierto de las y los organizadores, la filósofa Butler –cuyos aportes resultaron fundamentales para la teoría queer y los estudios de género–, presentada por quienes entregan el premio como una “crítica persistente”, legó el reconocimiento que no quiso recibir a tres agrupaciones comprometidas con la denuncia al “homonacionalismo” que, asociado con políticas de Estado en Alemania, señala a los inmigrantes como peligrosos, “arcaicos, patriarcales, violentos e inasimilables”, sin hacer distinción alguna. Esta política de pánico moral viene acompañando las marchas del orgullo en Berlín desde 2008. De hecho, la Federación Alemana de Lesbianas, Gays y Trans ha desarrollado un programa junto a la policía en el barrio gay de Schöneberg para que haya más patrullas en la calle con los migrantes en la mira. “Cualquiera sabe lo que significa aliarse con la policía –dijeron desde el grupo Suspect, uno de los reconocidos por la autora de El género en disputa–, más en un barrio donde hay mucha gente de color y en tiempos de ‘guerra contra el terror’, y ‘seguridad, orden y limpieza’”, lugares comunes, estos últimos, utilizados por el gobierno alemán para justificar su participación en la ocupación de Afganistán y sus políticas antimigratorias.” “Los queers también pueden ser utilizados por quienes quieren la guerra”, dijo Butler, y llamó a tomar conciencia. Sin embargo, los organizadores del evento apenas si se dieron por aludidos ahora que las críticas persistentes se volvían contra ellos. Al contrario, desde el escenario ningunearon a las agrupaciones que a los gritos daban apoyo a la actitud de la filósofa. “Ustedes no son mayoría –se escuchó por los altoparlantes y se puede seguir escuchando en Youtube–, el Orgullo seguirá su curso, así ha sido siempre y así será.” Sello de agua de la marca conservadora que está dispuesta a resistir cualquier cambio.
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