Viernes, 17 de septiembre de 2010 | Hoy
TV
El detective Strachey se presenta en sociedad con el estreno en televisión de uno de sus casos más recientes. En Golpe al sistema (2006) se interna en un instituto de terapias aversivas de donde muchos salen curados, de espanto, y no todos salen vivos.
Strachey vive en Albany, en Nueva York, en una casa pequeña pero muy cool, cuya decoración seguro se la debe a su pareja, Timothy Callahan, quien parece ser el amor estable de toda la vida, aunque en cada nuevo episodio salten detalles del pasado de ambos, que prometen desestabilizar la trama, pero nunca llega a tanto. Fidelidad, cordura y mucho amor parecen ser ingredientes del cóctel que toman ambos puntualmente en cada desayuno. Tim es un poco mayor, mucho menos aventurero y también mucho más convencido de que ser gay no es algo que esté particularmente mal, y que no debería traerle problemas. Strachey a veces duda, es más fácil de desestabilizar si se lo deja mucho tiempo en contacto con el fuego de la homofobia. Ambos son los únicos que han pasado tal cual eran en las novelas escritas por Richard Stevenson (Estados Unidos, 1938, abiertamente gay de la primera ola, conocido por sus novelas de misterio) a las versiones cinematográficas que la canadiense Shavick Entertainment viene adaptando especialmente para difundir en canales de televisión de temática LGBT. A finales de los ‘80 apareció este detective gay en el horizonte de la pulp fiction, contribuyendo a terminar con toda una tradición que había colocado a personajes gays, lesbianas y, sobre todo, travestis en el lugar de la víctima despedazada en crimen vengativo y las más de las veces en el lugar del asesino, siempre movido por esa mala entraña queer. Desde su aparición en forma de libro, Donald Strachey ha resuelto una docena de casos y en las producciones especiales para televisión ya lleva cuatro: Third Man Out (2005), Shock to the System (2006), On the Other Hand, Death (2008) y Ice Blues (2008).
Al personaje gay, al escritor gay y al canal gay se le suma obviamente un actor abiertamente gay en el rol principal: Chad Allen (Estados Unidos, 1974), quien logra un entrañable y completamente estereotipado detective durísimo cuando se da la ocasión y dispuesto a tensar la pluma en cuanto se le escapa. Allen salió del closet a sus 21 años, obligado por la prensa que publicó unas fotos de sus besos con otro chico, Alex Hannaman, en el contexto de un túnel en una fiesta privada. Desde entonces se ha convertido en un activista de la comunidad y ha salido a defender el matrimonio igualitario desde la tapa de Advocate, así como también desde el programa de Larry King en la CNN. En el episodio que puede verse esta semana en MGM, el protagonista se interna en un instituto de terapias que prometen encarrilar homosexuales. Acaba de “suicidarse” el chico estrella y, aparentemente curado, hay una madre y también hay encantadores pacientes con muchas ganas de curarse y de tener sexo en las instalaciones. El estereotipo es parte del juego de todo detective, a este se le suma la intención claramente educativa del proyecto. Que las series de entretenimiento se hagan cargo de la agenda progresista, como es el caso de La ley y el orden o la saga de Millennium, no quita el sentido del entretenimiento. Una vez asumidas estas condiciones, se pueden los espectadorxs concentrar en otras cosas que ofrece la película y que no están nada mal.
Golpe al sistema, domingo 19 a las 22;
lunes 20 a las 18, en MGM
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