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La nueva y más exitosa supermodelo del momento es un hombre: Andrej Pejic, un joven bosnio de 19 años que enloquece a los mejores diseñadores del planeta. La androginia camina firme por el mundo de las pasarelas y cada vez son más los chicos que desfilan ropa de mujer. El femiman look se impone, perturba los nervios de más de uno, mientras reaviva la abulia de la moda y engorda el bolsillo de unos cuantos empresarios.
› Por Ariel Alvarez
Hagan la prueba: muéstrenle a sus amigos, parientes, compañeros de trabajo, alguna de las (a estas alturas) centenares de fotos de Andrej Pejic que pueblan la red. Todos caerán en la “trampa” y sucumbirán ante esa melena rubia, esos pómulos perfectos, esa boca que es un viaje de ida a donde sea que quiera llevarnos y ante esa mirada mezcla de lobo y ave de rapiña que nos pone nerviosos. Esa es justamente la sensación cuando develamos el misterio a los incautos varones que alucinaron con su hermosura: muchos nervios. No es travesti, no es transexual, no toma hormonas (y es que, si les gustó, aunque sea “algo de mujer” tiene que tener) y según algunas publicaciones tampoco es gay. No: sólo es un chico demasiado lindo (si entendemos que no hay nada más lindo que una mujer, claro está).
El efecto de esta confusión debe haber sido lo que Matthew Anderson, el dueño de Chadwick Model’s, sintió hace 2 años cuando entró a un McDonald’s en Broadmeadows, Australia, y no pudo creer la belleza de la chica tan alta y delgada que anotaba su pedido. Andrej Pejic de 17 años trabajaba allí y ya jugaba con su imagen andrógina: “Este tipo vino, quería una hamburguesa con queso. Luego me dijo que pasara a verlo por su agencia de modelos. Es hasta el día de hoy que no sé si pensó que yo era una chica, por lo pronto no lo dijo. Obviamente, cuando fui a la agencia, ellos supieron que yo era hombre, y me contrataron de inmediato”, recuerda Pejic. Poco futuro tenía un hombre tan bello en el mercado de modelos macho que exporta Australia y tampoco era una mujer como para caminar por las pasarelas sin grandes conflictos, convirtiéndose en un profeta en su tierra. Al año siguiente, luego de terminar la secundaria viajó a Londres, allí caminó mucho bajo la lluvia, gastando la plata de sus padres, sin conseguir siquiera una agencia que se jugara por su aspecto andrógino: “Me sentía como Madonna llegando a Hollywood”, declara él mismo, que obviamente no tiene ningún problema en compararse con una señora. Fue en la quinta agencia que visitó solito, Storm, la misma que descubrió a Kate Moss, donde confiaron en él.
Ya en Europa, donde los modelos masculinos son cada vez menos “masculinos”, tuvo claramente un lugar, pero no el lugar que se merecía. Así lo pensó Carine Roitfeld, por ese entonces editora de Vogue en Francia, a quien se le ocurrió vestirlo de mujer.
Andrej pasó estos dos años por Londres, París, después Tokio. Los diseñadores, los fotógrafos, las revistas recibieron con los brazos abiertos a este joven misterioso, que con un poco de brillo labial confundía y encantaba a todos al punto de convertirse en la estrella de la moda de más rápido ascenso de los últimos tiempos. Algo tan increíble como haber sobrevivido a la guerra en los Balcanes y haber crecido en un barrio como Broadmeadows, un lugar peligroso para un chico como él.
Lo vemos moverse y nos preguntamos: ¿cuál es el sexo de Andrej? En realidad, no importa. Lo que sí importa es que la mezcla de su belleza con nuestra intriga es lo que hace imposible dejar de mirarlo. Y eso es lo que convenció a los editores de Vogue de ponerlo entre sus páginas. Eso fue lo que llamó la atención de John Galliano y de Jean-Paul Gaultier, quien, en París, lo puso a desfilar ropa de mujer con la modelo estrella Karolina Kurkova; juntos parecen gemelas. También recorrió la pasarela como modelo masculino para Raf Simmons y como femenino/masculino para Vivianne Westwood. Actualmente es el nuevo rostro para la campaña de ropa de Marc Jacobs. Pero no es sólo una cara bonita que se viste de mujer. En la última Semana de la Moda en Nueva York trabajó en cinco desfiles de ropa masculina y en cuatro de alta costura femenina. “En ropa de hombre, acuerdan las críticas, es un chico de otro planeta, un alien muy proporcionado. Vestido de mujer es esa mujer de la que nadie puede apartar los ojos.”
El look andrógino de Pejic forma parte de una creación propia de la que el mismo chico es consciente: “Cuando tenía 14 años, me decidí a experimentar con mi look”, explica. Mientras recuerda muy patentes los bombardeos de la OTAN, describe su infancia como encantadora. Le gustaba vestirse de mujer, tomando como inspiración a la gitana de su teleteatro favorito y latinoamericano (mucho indica que se refiere a Zíngara con Andrea del Boca). Cuando advirtió que el hábito no era muy bien visto en su familia, dejó de hacerlo hasta que pocos años más tarde se dejó crecer el pelo y comenzó a cultivar lo que hoy se ve. “No me siento una mujer. Jamás me he dragueado, simplemente quiero sentirme lindo, como suelen querer sentirse las mujeres.”
“A esa edad se llega a la etapa en que te das cuenta de las barreras de género que existen en la sociedad y lo que se supone que debes hacer y lo que no. Realmente traté de ser otra persona durante ese período. Fue difícil para mí no ser capaz de expresarme. Cuando comencé a experimentar, fue una decisión personal porque yo no era feliz. No fue algo que hice para llamar la atención.” Y es que llamar la atención de esa manera no es lo más aconsejable para un barrio como Broadmeadows, un suburbio australiano tristemente célebre por su machismo: “Australia es un país muy machista”, declara Pejic en la revista francesa Photo. “Por suerte yo no he tenido ninguna experiencia horrible.” Claro que se puede conjeturar que la gran mayoría ni siquiera se daba cuenta de que se trataba de un chico y no de una chica. “He estado recibiendo intentos de levante por parte de los hombres desde que tenía 13 años. A veces se sorprenden, pero la mayoría de las veces todavía me quieren comprar una bebida.” Andrej nació en Tuzla (Bosnia) unos meses antes de que estallara la guerra en los Balcanes, luego se trasladó con su familia a Serbia y de allí a Australia en calidad de refugiados. Sus amigos del barrio ya estaban acostumbrados a su imagen femenina, pero de todas formas se sorprendieron cuando lo vieron desfilar un vestido de novia en París en marzo de este año. Esta idea de Gaultier fue la que terminó de imprimir el estilo que lo hace famoso. Por su parte, y agregando más complejidad a un tema que muchos ven como una tajada comercial, el modelo declara cada vez que le preguntan por su género, sus deseos y su futuro, que él invita a pensarlo en estos términos: “¿Por qué no considerar que tengo un talento, un don, una habilidad y tengo la suerte de poder ganar dinero con esto?”. Si a alguien le suena a manipulación comercial de lo trans, también debería sonar a una puesta en valor.
Quizá una de las más notorias estrellas de la moda, precursora en romper los límites de los géneros, o por ser más justo con tantas predecesoras, quien logra que la inviten al programa de Oprah, sea Lea T, la modelo transexual brasileña que es la nueva cara de Givenchy, y que aparece en una reciente portada de la revista Love dándose un apasionado beso con Kate Moss. Muchos otros modelos han transitado el camino de la ambigüedad sexual. En 2009, el francés Baptiste Giacobini posó desnudo y con tacos altos para la revista Purple; la foto en la que se lo ve de espaldas, inclinado sobre la baranda de un balcón, fue toda una sensación. El chino-canadiense David Chiang también pasea su androginia gélida por las pasarelas. Pero hasta ahora ninguno había llegado tan lejos, a directamente desfilar ropa de mujer como lo hace Andrej. Y dado su éxito, algunos más se animan: el también australiano James Varley, de 21 años, comparte agencia con Pejic y sigue sus pasos.
Pero, ¿por qué los diseñadores quieren que un hombre modele ropa de mujer? En primer lugar porque llama la atención. La duda hace que miremos dos veces, tal vez más y ése es el propósito de una buena imagen de moda. Para Harriet Quick, directora de moda de Vogue Internacional y dueña de una perspectiva políticamente correctísima, se trata de “cuestionar la sexualidad, de difuminar las fronteras. Andrej refleja nuestros tiempos, nuestra cultura. Tiene el mismo aspecto que vemos en los jóvenes en las calles”. Esto es lo que hace que la fascinación con los modelos masculinos andróginos no sea sólo una cuestión fashion. El afamado fotógrafo neoyorquino Alexander Hankoff sugiere que si “la gente es más tolerante con las personas transexuales, el matrimonio y la adopción de parejas gay, es natural que una persona trans aparezca en una pasarela como modelo, tanto para ropa de hombre como de mujer”.
Pero las críticas llegan desde varias zonas: una de ellas la que defiende a las mujeres “reales” del ataque de esta supuesta mafia de los diseñadores que las pretenden tablas, anoréxicas y casi nada femeninas, si lo femenino se entiende por curvas. Para esta postura, la presencia de este nuevo modelo que atiende en los dos mostradores de la moda es el mayor insulto a la condición femenina. La mejor modelo de mujer es la que menos mujer es al punto de ser un hombre. Claro que los defensores de la salud y la estética de las mujeres no tienen ningún empacho en defender sus postura, como lo hace el Daily Mail en estos términos: “La novia sin tetas y con paquete es una novia de Frankenstein”. Habría, según puede leerse entre líneas en esta misma publicación, una secreta mafia gay cambiando el gusto de los otros. Porque “las mujeres de carne y hueso adoran sus curvas desde antes de que Christina Hendricks asombrara al mundo en Mad Men con las suyas. Y a los hombres siempre les gustaron”. O sea, ¿en qué fantasía están estas mujeres andróginas si no en la de los diseñadores? Y los diseñadores, en fin, ya se sabe... Si bien es cierto que los valores de la cultura y la sociedad están cambiando, todavía existen algunos sectores para los cuales la figura de Andrej Pejic es demasiado.
Desde abril de este año, Andrej ocupa el puesto número 11 en la lista de los 50 modelos masculinos más importantes de The Models.com y se ubica en el número 98 de las cien mujeres más atractivas de 2011 según la FHM Magazine. Este último reconocimiento generó una gran controversia debido al comentario homofóbico que acompañaba a la foto de Pejic y, por el gran escándalo que esto provocó, fue eliminado inmediatamente de la página web de la revista. Algo más complicado fue lo que ocurrió con la portada de la revista Dossier Journal, en la cual se ve a Andrej sentado con su camisa abierta y su larga cabellera rubia llena de ruleros. Barnes and Nobles y Borders, las dos librerías más famosas de EE.UU., consideraron la foto demasiado subida de tono y exigieron que las revistas fueran presentadas con la clásica bolsa de plástico negro, como si se tratara de una publicación porno. Los voceros de las librerías argumentaron que el torso desnudo del modelo se veía demasiado femenino y la gente podía creer que se trataba de una mujer en topless. Si bien el director creativo de Dossier Journal informó a las tiendas que Pejic era un hombre, éstas mantuvieron su decisión.
Dicen los que entienden de alta costura que la ropa se luce mejor en alguien que es alto y flaco, con una figura larga y delgada. Esto nos habla de la exigencia tiránica del mundo fashion. Una mujer de un metro ochenta, sin caderas y con pechos casi planos no existe. Los grandes de la moda están diseñando para un ideal de mujer que es imposible. Ante la demanda del diseñador de “más flaca, menos pechos”, la única respuesta posible parece ser “tiene que ser un hombre”. La directora de modas Hilary Alexander entiende que la alta costura es hecha para “cuerpos de mucha altura, de pechos planos, casi ramitas. Un cuerpo que la mayoría de las mujeres, incluso las modelos, no tienen. En esencia, la ropa de pasarela es muy adecuada para un hombre delgado, o incluso un niño”. En este contexto, Andrej es la percha perfecta. Algo que salta a la vista con los numerosos contratos que ya firmó para las temporadas del año que viene. Quizá sus días como femiman estén atados al paso del tiempo, al crecer sus rasgos cambiarán, pero aun así su belleza es inigualable y, como modelo masculino, este chico que sueña con estar en Playboy no tiene techo: “En este momento todo va bien. Todavía soy de un tamaño de muestra, por lo que puedo caber en ropa de mujer. Esta es una industria muy liberal. Puedes ser tú mismo. Simplemente no tienes que tener sobrepeso”, declara irónico. Y agrega: “Lo único con lo que los diseñadores tienen problemas es con mis hombros. Pero, bueno... nadie es perfecto”.
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