ES MI MUNDO
Esta terrorífica historia lo tiene todo: satanismo, quema de iglesias, bebedores de sangre, asesinatos, amor entre hombres y fanáticos homofóbicos. Como música de fondo: el black metal, uno de los movimientos más malvados de la música, que tiene su mártir y su héroe gay.
› Por Ariel Alvarez
Una noche de agosto de 1992, Magne Andreassen caminaba cerca del bosque de Lillehammer (Noruega) cuando vio a un joven muy lindo, de aspecto rockero. Se le acercó, quiso probar si la suerte estaba de su lado y le habló. Los cabellos largos y la figura desaliñada del muchacho le encantaban; le propuso entrar al bosque “para pasar un rato agradable”. El joven accedió y comenzaron a caminar hacia los árboles.
Visto desde el otro lado se diría así: Faust, de 18 años, estaba contemplando el recién terminado estadio de Lysgardsbakken, donde más tarde se celebrarían los Juegos Olímpicos de 1994. Desde la altura en la que se encontraba, la vista era perfecta. Cuando Andreassen se le insinuó, sin dudarlo, entró al bosque con él. En medio de la oscuridad cómplice de los árboles, Andreassen lo abrazó y Faust hundió un cuchillo en su estómago una y otra vez. El hombre se desplomó en el suelo y el joven comenzó a patearlo hasta conseguir que no se moviera más. Luego del feroz crimen, Faust, como una especie de autómata, salió del bosque: iba a encontrarse con sus amigos porque tenían que quemar una iglesia. El 21 de agosto se cumplieron 19 años de la muerte de Magne Andreassen. Su verdugo, Bard Eithun, alias Faust, era el baterista de Emperor, una banda de black metal, el movimiento musical que, cuando llegó a Noruega a principios de los ’90, destapó una olla de odio, violencia y nazismo que puso en jaque a toda la sociedad.
El crímen fue cometido en 1992 pero fue descubierto muchos años después, la policía no se preocupó mucho por un puto muerto. En una entrevista desde la cárcel el asesino describió así lo que hizo: “Yo no había estado bebiendo, ni nada parecido. Simplemente decidí, con mucha calma, acabar con la vida de este hombre. Quizá mi subconsciente me dijo que tenía derecho a hacerlo porque él era gay”. Y agrega: “El gritaba ‘¡No!’, pero me volví loco y seguí apuñalándole una y otra vez. Cuando estuvo en el suelo con los ojos cerrados, le di una patada para asegurarme de que realmente estaba muerto. Salí con la mente completamente en blanco, como un zombi”.
El paisaje de Noruega es muy particular: muy pocas horas de luz durante el día y lleno de tupidos bosques. Este clima, dicen algunos, afecta a sus habitantes. Esta situación algo extraña sumada a una ideología intolerante y violenta que comenzaba a florecer en los jóvenes fue lo que hizo que el black metal tuviera las características que tuvo cuando apareció en la península escandinava. El género surge a principios de los ’80 de la mano de los ingleses de Venom, quienes comienzan a destacarse en el mundo del heavy metal por un sonido más veloz y crudo. Son los primeros en hablar de satanismo en sus letras. Su segundo álbum, Black Metal (1982), le da el nombre al movimiento. Esta música taladró profundamente las almas de los jóvenes noruegos que terminaron de definir el sonido (más brutal todavía, con los riffs de guitarra más veloces y con cantantes que parecían perros ladrando con furia). Pero entonces el black metal trasecendió la frontera de lo musical. La imagen se completa con el corpse painting (“maquillarse como cadáveres”) y con escenografías bestiales: cabezas de animales empaladas y bañarse con su sangre durante los shows. Un nacionalismo que entendía al cristianismo como parte de una invasión cultural que había que erradicar volviendo a las antiguas religiones vikingas empapaba de violencia los recitales. Creían en la violencia como modo de acción y en la superioridad de la raza escandinava, cientos de jóvenes de entre 15 y 22 años. Ellos formaron uno de los movimientos más malvados de la música. Aparecen las bandas: Thorns, Darkthrone, Immortal, Satyricon, Gorgoroth, Emperor, todos nombres y poses que, de no existir en este contexto, resultarían cómicas bravuconadas.
Dos bandas son fundacionales de metal nórdico a principios de los ’90: Mayhem y Burzum (palabra en noruego que significa “oscuridad”). Y dentro de ellas, dos jóvenes van a ser piezas clave en esta historia: Oysten Aarseth (alias Euronymous) y Varg (en noruego, “lobo”) Vikernes.
Euronymous cobró notoriedad cuando abrió la disquería Helvete (en noruego “infierno”) y su propio sello discográfico Deathlike Silence Productions, que funcionaba en el sótano del lugar, punto de encuentro de los fanáticos de Oslo y donde la mayoría de las bandas grabaron lo que hoy se consideran piezas de culto del metal. El propio Euronymous grabó con su banda Mayhem, donde los gritos enfermizos de Per Yngve Ohlin (alias Dead) daban su sello característico: se dice que, antes de sus shows, aspiraba el olor de un cuervo muerto que tenía en una bolsa para sentir la “esencia de la muerte”.
El 8 de abril de 1991, Dead se suicidó. Euronymous encontró su cuerpo y, antes de llamar a la policía, le sacó una foto para la portada del disco Dawn of the Black Hearts. A pesar de este gesto macabro, la muerte del cantante amenazaba con llevarse la mística metálica, así es que surge el Inner Circle (“Círculo Interno”) con Euronymous y Varg Vikernes a la cabeza, y allí se desata la locura. El objetivo número uno fueron las hermosas iglesias medievales de madera. Entre 1992 y 1998 quemaron 52. Amenazas a sacerdotes y golpizas a homosexuales formaban parte de su entretenimiento. La iglesia y la homosexualidad cobraron por igual en esta oportunidad. Los medios hablaban de la Black Mafia y el país vivía con temor. El 10 de agosto de 1993, Varg asesinó de 24 puñaladas a Euronymous, se cree que por una disputa acerca del poder dentro de Inner Circle. Pero hay quienes afirman que en realidad Varg estaba celoso de Faust porque éste ya había matado a un hombre y su acción era admirada por todos, aunque impune todavía.
La policía apresó a Varg y uno a uno cayeron todos los autores de estos delitos, incluido el propio Faust. La locura comenzaba a calmarse un poco. Con sus líderes en prisión, el Inner Circle se disolvió. Varg fue condenado a 24 años de prisión. Faust fue condenado sólo a 14 años. ¿Será porque, además de gay, Andreassen era descendiente de argelinos? Actualmente está en libertad y volvió a su carrera musical.
Mientras todo esto ocurría, Kristian Espedal (alias Gaahl) pisaba cada vez más fuerte dentro de la escena. En 1993 había tenido sus encontronazos con la ley, acusado de participar en la quema de iglesias. En 1998 forma Gorgoroth, una de las más reconocidas bandas del género. Sus presentaciones eran de un salvajismo pocas veces visto. La fama de su grupo iba creciendo y sus problemas judiciales también. En 2006 fue condenado a catorce meses de prisión por torturar a un hombre y beber parte de su sangre en 2002. Luego se supo que la defensa del músico alegó que todo el asunto era parte de un juego sexual con consentimiento mutuo. Es así que en 2008 un periodista de la revista alemana Rock Hard juntó coraje (dado los antecedentes del género) y preguntó. Gaahl, a los 33 años, respondió que sí: era gay. Y el ambiente del metal negro explotó: “¿Cómo puede ser que esta bestia llena de testosterona se la morfe?”, y preguntas por el estilo empezaron a poblar los foros de Internet, donde los fans acusaban a Gaahl de “manchar” a todo el movimiento. Porque, además, Gaahl no salía solo sino con un novio: el diseñador Dan De Vero, con el cual estaba en pareja desde hacía dos años. Se entiende, dado el macabro contexto, que no haya hablado antes. Pero Gaahl dice que nunca escondió nada. Lo que ocurría es que nadie se atrevía a preguntarle (lo cual también se entiende, claro): “Mi concepto de arte, especialmente de black metal, tiene que ver con la honestidad sin reservas. Realmente no me importa la reacción de otras personas o los sentimientos que esto pueda provocar”, declara enojado y agrega que no le preocupa lo que digan los fanáticos: “No me importan las posibles pérdidas. A algunos les puede llevar algún tiempo aceptarlo, pero también puede atraer a otra gente. No creo que suponga una gran diferencia”.
La relación con De Vero no resultó; sin embargo, son amigos y socios de una marca de ropa de mujer llamada Wynjo (“felicidad” en noruego). Actualmente está en pareja con el modelo de 19 años Robin Jakobsen. Pero la felicidad no es plena: Gaahl, su socio y su novio reciben constantes amenazas de muerte. Pese a lo que opinan algunos fans, fue por su valentía que el año pasado Gaahl fue nombrado “Gay del año” en la ciudad de Bergen. Al recibir el premio en compañía de su pareja, declaró: “No necesito ningún reconocimiento para ser yo mismo. Pero si esto ayuda a otra gente, sin duda es algo positivo”. Algo parco. Ocurre que Gaahl se mantiene fiel a su estilo.
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