Viernes, 2 de noviembre de 2012 | Hoy
ENTREVISTA
Cabello/Carceller firman sus obras siempre juntas, con una barra entre sus apellidos y sin sus nombres de pila. Así se presentan por mail, teléfono y en persona, como una forma de desarmar la idea de autoría. Viven y trabajan juntas en Madrid y por estos días visitan Buenos Aires para dar un taller que se llama “Drag social. Desvelamientos”.
Por Dolores Curia
Cabello/Carceller se conocieron en la facultad. Después de estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid se dieron cuenta de que con esos conocimientos no iban a poder responder lo que les interesaba: “Nos preguntábamos cosas como: ¿por qué si un 75 por ciento del estudiantado de Bellas Artes en España son mujeres, ni siquiera un 15 por ciento de los artistas en ejercicio lo son? Hicimos un Master en Estética y Teoría de las Artes, pero ahí tampoco hallamos lo que buscábamos. Gran parte de nuestra formación en género fue autodidacta, leyendo cosas que nos acercaban amigos y viajando, ya que –a principios de los ’90– las teorías de género todavía no circulaban por la academia española.”
¿Qué significa “drag social”?
–La parte de “drag” es un concepto que tomamos de la teoría queer. Judith Butler es quien habla de la performatividad de género. Es decir, el género no es algo natural sino algo que se performativiza. Por repetir una y otra vez modelos hasta interiorizarlos, el género femenino y el masculino se van naturalizando. Butler tomó como ejemplo a las drag queens de ese momento y nosotras tomamos ese concepto para extrapolarlo y establecer que todos los comportamientos son un dragueo. Al final, todo lo que hacemos está dragueado.
¿Cómo ampliaron el campo de acción de la teoría queer?
–Fuimos moviendo el concepto de drag a los lugares que nos interesan. Queríamos ampliar su influencia para que no se aplicara sólo a problemáticas de género sino al resto del comportamiento social. Hay algo muy perverso que se les hizo ya a los feminismos, y que se le hace a la teoría queer: considerar que sus logros teóricos deben permanecer sólo en el campo de la sexualidad alternativa. Lo cómodo es considerar que en los grupos alternativos sólo se hace teoría para liberalizar a esos mismos grupos. Eso es perverso. Es una forma de encasillar y dividir, de que te desarrolles solo en el espacio que “te corresponde” en tanto minoría. Lo que se olvida es que para que haya un grupo hegemónico tiene que haber un grupo denostado, si no, no hay hegemonía posible. En términos de poder, el heterosexual necesita más al homosexual que al revés.
¿Por qué eligieron trabajar principalmente con el cine?
–Si los comportamientos sociales se construyen culturalmente, una de las formas de hacerlo es con la representación: las imágenes, los medios de comunicación y el arte. Nos hemos centrado en cuestionar los modos identitarios hegemónicos, por eso hemos trabajado con el cine más popular. Obviamos al cine independiente y elegimos Hollywood, que impone más fuertemente modos de comportamiento y conducta.
¿Cuáles son los estereotipos más recurrentes que reconocen en Hollywood?
–Por ejemplo, las mujeres en los guiones hablan mucho más que los hombres. Ellos tienen un yo interior tan poderoso que no necesita expresarse. En las familias antiguas, los modelos de conducta estaban en el círculo íntimo familiar, pero con el surgimiento del cine se sustituye ese modelo por otros alternativos. La generación que crece con el cine de los años ’50 se ha ido construyendo mirando cómo fumaban los actores en pantalla, aprendieron a hacer declaraciones de amor como ellos. Los actores que vinieron después siguieron esos modelos actorales: Martin Sheen y Brad Pitt reproducen claramente el modelo de Dean. La idea de que la mujer no nace sino que se hace ha sido muy estudiada, pero el hombre da la impresión de ser natural. En realidad, aprender a sentarse con las piernas juntas lleva el mismo trabajo que aprender a hacerlo con las piernas abiertas. Es duro darse cuenta de que la entera personalidad de uno es una construcción y de que tenemos un control muy relativo sobre ella. Aquí, por ejemplo, hemos notado en muy pocos días una polaridad de género desatada.
¿Por qué?
–En la calle da la impresión de que la gente no entiende la posibilidad de que una mujer no sea una femme clásica. Estamos impresionadas por la falta de grises. Quienes viven acá se ve que no se dan cuenta, pero el porcentaje de mujeres que se construyen bajo el estereotipo de la feminidad es brutal. El 90 por ciento de las mujeres acá lleva el pelo largo. La incapacidad de la gente para hablarte en femenino si no respondes a ese modelo también nos tiene muy sorprendidas.
¿De qué se trata Casting: James Dean (Rebelde sin causa)?
–Para ese trabajo cogimos al personaje de Dean porque marcó unos modos de moverse, de posar, de situarse, de comportarse y de estar en el espacio que representaban la masculinidad de una época y que perdura. Hicimos un casting invitando a mujeres que tuvieran ganas de reproducir una escena de la película. Cada una reprodujo su escena preferida, imitando al personaje para acercarse a lo que cada una de ellas piensa que es la masculinidad. Muchas recurren a la agresividad, cuando el personaje no es agresivo en las escenas elegidas. Otro de nuestros proyectos se llama Archivo. Drag modelos (2007-2010): les pedimos a mujeres europeas que pensaran en un personaje masculino o en un actor para personificarlo y, entonces, les hicimos una foto. Nos ha pasado que cuando colgamos las fotos en una exposición, los mismos montadores de la muestra piensan que son fotos de chicos. Recién después de 24 horas de estar montando vienen y te preguntan: “¿Pero éstos son chicos o chicas?”. No hay manipulación, ni bigotes, no hay nada más allá de poses, miradas y la ropa.
¿De qué se trata el taller de drag social que van a dar en Buenos Aires?
–Vamos a empezar con una conferencia para presentarnos, mostrar nuestras obras y explicar nuestro método de trabajo. Luego vamos a analizar desde el punto de vista del drag social algunas películas, entre ellas, La Raulito, una película muy exitosa en España que se presenta como la primera sobre un fan de fútbol. Es curioso porque en realidad el personaje tiene muchos más problemas que el fútbol. El más evidente, el más obvio, que es lo que entonces se entendía como disforia de género, es justamente el tema que la película elude.
Fechas del taller: miércoles 7, jueves 8, viernes 9 y lunes 12 de 15 a 18. En CIA (Tucumán 3754). Informes e inscripción: [email protected]
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.