¿Leyeron alguna vez una nota donde una mediática que presenta a su nuevo amor comience mostrando orgullosa su certificado de colesterol malo o el papanicolau? Seguro que no. Pero si un hombre va a presentar a su novio y de paso salir del closet, o donde estuviera Fort hasta hace poco, parece que debe tener a mano su último análisis de VIH. Porque un gay que puede demostrar que no vive con el virus casi que no es tan gay. Así lo entiende el periodista que con ocasión de presentar al nuevo novio de Fort (que es el tema de la nota) y referirse a la relación del millonario con sus hijos, comienza con estas palabras:

¿Cuál es el gran secreto que le sigue al de un test negativo? ¿Será uno que dé positivo? Luego de tal ostentación sanitaria no se habla más del tema y siguen declaraciones de Fort tan correctas y atinadas que parecen sacadas de un manual de diversidad. Educó a sus hijos “para que aprendan a amar sin restricciones de género”. Todo muy lindo, pero cuidemos un poco el autoestigma.