Viernes, 11 de enero de 2013 | Hoy
SER Y ESTAR
Escort, somelier y buen cocinero / facebook.com/jeanlucajourez
Elegí este espacio de mi casa por el tapiz del león. Me gusta porque es una imagen con mucha fuerza y además es dominante.
1. Colección de rosarios
Hace 13 años que los colecciono. Según recuerdo, empecé cuando murió mi viejo. Me gustan como objeto y me siento protegido. El primero que tuve fue el de mi confirmación. Siempre que algún amigo viaja, me trae alguno. Ya debo tener como 60 o 70 rosarios. Muchas veces los presto cuando veo a alguien mal y lo bueno es que se recuperan.
2. Copas
En realidad siempre me gustó el vino. Empecé como degustador y descubrí un mundo que es relindo. Además, el vino está bueno porque podés entablar una charla con amigos y compartir un lindo momento. Primero empezó como algo social, pero con el tiempo me decidí y comencé a estudiar para somelier. Lamentablemente tuve que dejar el estudio porque estaba muy caro. Aunque me arrepiento y quiero retomar. Estudié un año y medio, sólo me faltaba medio año para recibirme. Ahora es mi hobby.
3. Los ángeles
Llegaron a mi vida en un momento en el que yo estaba solo. Empecé a leer mucho sobre los ángeles y a partir de ahí comencé a creer en la luz que te transmiten. Existen un montón de ángeles que te transmiten energía. Luego de investigar sobre el tema empecé a comprarme las estatuitas de los angelitos en miniatura. Tengo 6 ángeles y 2 arcángeles. Me interesé mucho más por el tema cuando empecé a salir con mi novio, que se llama Jesús Nazareno (flor de nombre vino a tener). A quienes están deprimidos siempre les aconsejo que acudan a los ángeles. Todos tenemos un ángel. Tenés que dedicarle un momento en el día para hablarle. Uno le tiene que poner nombre y el mío se llama Jean Luca.
4. Rocco
Una noche fui a un show de Andy Mc. Las dueñas del lugar lo tenían ahí a Rocco (de 8 meses), pero como era tremendo y les rompía todo, no lo querían tener más. Me acuerdo de que en cuanto lo vi dije: “¡Mirá cómo se ríe!” y entonces me lo traje para casa. Ahora ya tiene 9 años y es como un hijo. Es increíble, él sabe cuándo estás bien y mal: cuando discutimos en casa, él llora. Es re mimoso. En la calle la gente le saca fotos porque es muy grandote. Tiene un pequeño sobrepeso que le estamos tratando de controlar. Justo ayer en la calle pensaron que era perra y estaba embarazada. Queremos un hijo de él, así que necesitamos una dálmata.
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