Vie 22.03.2013
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A LA VISTA 24 DE MARZO

Salir del archivo

En 2003 se abrieron al público los archivos de la ex Dirección de Inteligencia de la policía de la provincia de Buenos Aires que funcionó entre 1956 y 1998. Millares de folios donde es posible rastrear el discurso punitorio que emparentaba lo afeminado con lo perverso, la disidencia sexual con la delincuencia.

› Por Cristian Prieto

“Período evolutivo: Ha sido derivado al equipo asistencial (psicología) por haber observado una defectuosa identificación con su propio sexo. Tratamiento sugerido: Alentar en Cristian las actividades que implican la asunción del rol masculino. Ayudar a su inserción en el grupo de varones y propiciar una actitud más positiva hacia sí mismo. Se orienta a los padres para que eviten la sobreprotección.” Año 1984, de mi archivo personal.

Podríamos aseverar que la historia de todas las personas ha estado, desde la creación de la escritura, mediada por relatos que de ella han realizado otros. Esos otros han sido y continúan siendo las instituciones estatales. Este informe realizado por las psicopedagogas del Jardín N° 920 de la ciudad de Bahía Blanca habla de la buena voluntad de esas educadoras para encaminar una pequeña alma maricona, pero de los cánones con los que guiaban a los padres sobre el “desvío” de sus hijos.

Pero existen otros documentos de otras instituciones que tienen en común el objetivo de perseguir, controlar y reprimir lo desviado. La institución por excelencia que genera estos mecanismos es y ha sido la policía. Los documentos de inteligencia de esta fuerza de seguridad generan información y prontuarios para sustentar la persecución a lo considerado peligroso y amoral.

Sospecha y persecución

La persecución de la disidencia sexual antes y durante la última dictadura militar fue una categoría a mirar con ojo especial para los agentes de inteligencia de las fuerzas de seguridad. Con este dato me topé en la búsqueda de documentos en lo que fuera la ex Dippba (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires), archivo hoy administrado y gestionado por la Comisión Provincial por la Memoria. Allí podemos observar cómo esta desviación era catalogada por estos agentes como propia de amorales sexuales, pederastas pasivos y afeminados.

El Archivo de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Dipba) es el único archivo de un órgano policial que cumpliera funciones de inteligencia recuperado en Argentina. Fue creado en el año 1956 y disuelto en 1998. A partir del año 2000 el archivo está bajo custodia y gestión de la Comisión por la Memoria, en la ciudad de La Plata. En octubre de 2003 se abrió al público.

Es el único fondo documental que permite, a través de 4.000.000 de folios, reconstruir las lógicas de un servicio de inteligencia, y la construcción histórica del “enemigo interno” como “delincuente subversivo y/o terrorista”. Las categorías que remiten a una característica sexual no forman parte de ningún apartado, se pueden observar como complemento de esta perspectiva.

Para citar un ejemplo, en un legajo que data del año 1967 se realiza un informe de inteligencia a un profesor al que se cataloga como “un elemento amoral, de ideas izquierdistas”. Lo más jugoso de este informe es cómo culmina la redacción: “Aparentemente es bastante amanerado y deja traslucir su temperamento afeminado y ello incide en sospecharse de esa situación, máxime que nunca se lo ve acompañado con personas del sexo opuesto”.

En otro documento fechado en el año 1964, el Servicio de Informaciones Navales realiza para la Dippba un informe donde se dan las razones de la detención de un ciudadano: “Personal Superior de la Escuela Mecánica de la Armada radicó (...) una denuncia sobre las actividades de carácter amoral, llevadas a cabo por el señor X”. En el interior del informe se afirma que “es un conocido ‘pederasta’ pasivo que mantiene relaciones preferentemente con personal de la Armada Nacional”.

Mientras en plena década de los sesenta, en un barrio porteño, se comenzaba a reunir el primer grupo de homosexuales de Buenos Aires, llamado Nuestro Mundo, estos documentos continuaban engrosando los cajones de la inteligencia, y así la policía iba aceitando el sentido de la represión sexual.

“A viva voz” (O de cómo sobrevivir en plena dictadura)

Oficial Ppal.: ¿Dónde está Peter? ¡Sé que se encuentra en esta seccional, exijo una explicación!

Guardia de turno: Oficial, tranquilícese, aquí no hay ningún detenido sin registrar, y a ese tal Peter que usted busca no lo tenemos.

Detenido: ¡Aquí estoy, Rolando! ¡Me tienen detenido sin ninguna justificación! ¡Me van a matar, me la tienen jurada!

Of. Ppal.: Como oficial de esta policía exijo que se lo agregue al ciudadano Peter Falk en el libro de entrada, y exijo su pronta liberación, ya que no tienen justificación para su detención.

Guardia de turno: Está bien, oficial, el Sr. Falk está detenido por averiguación de antecedentes. Ahora mismo, delante de usted, le haremos el registro en el libro correspondiente, y si no tiene ningún antecedente será liberado .

Las miradas cómplices entre los guardias y oficiales rasos en la comisaría no podían creer la pasión con la que el oficial principal había defendido a ese ciudadano alemán sospechado de tener relaciones con la “subversión”. Había algo en su mirada que no dejaba ocultar la pasión por ese ser que gritaba desesperado por su vida.

Este podría haber sido el diálogo que mantuvieran los oficiales con el entonces oficial principal de la policía, Rolando Francisco Thompsen, en la comisaría de Escobar. Esta reconstrucción surgió a partir de un informe de inteligencia que fuera tomado como prueba en el juicio realizado a Patti por su participación en la última dictadura. Así se pudo comprobar que había personas secuestradas en esa comisaría.

El documento, según consta en la sentencia de la causa N° 2046 “Riveros Santiago y otros...” en mayo de 2011, describe la situación de la siguiente manera: “Hora después se apersona en la dependencia Thompsen, el entonces oficial principal, preguntando sobre el paradero de Falk a viva voz, siendo oído por éste, que grita que se encontraba detenido y que lo iban a matar. En virtud de ello el responsable del Area Militar decide que se le dé entrada a los libros en carácter de demorado en averiguación de antecedentes y casi inmediatamente proceder a su liberación, siendo liberado el día siguiente, si bien no fue así, pues permanece desaparecido”.

Por supuesto, las historias de amor entre personas del mismo sexo han existido hasta en los momentos más represivos en la historia de nuestro país. Aunque profundamente ocultas, han constituido una trinchera en la resistencia social y sexual. Es hora de hacerlas visibles aun desde los añejos papeles de los responsables del terror impuesto el 24 de marzo de 1976.

Cabe aclarar que hasta ahora no se han encontrado, en el acervo documental de la ex Dippba, conceptos que se refieran a las relaciones sexoafectivas entre mujeres. Y recién en los documentos pertenecientes a los años noventa se nombra a las travestis en situación de prostitución.

Los papeles que hablan sobre nosotrxs, sobre nuestros comportamientos, no tienen nada que ver con nuestros deseos. Han sido utilizados para la estigmatización de los niños y niñas que no entramos en los cánones ortodoxos educativos. Y los papeles de la inteligencia de las fuerzas de seguridad no sólo han servido para la catalogación en serie de los “afeminados”, sino también para perseguirlos sin importar si fueran “subversivos” u oficiales de policía.

Una vez más el pedido de apertura de los archivos de todas las fuerzas de nuestro país debiera ser una exigencia de todos y todas, para saber el destino de todos los desaparecidos, los niños y niñas apropiados y los desaparecidxs por su orientación o expresión de género durante la última dictadura militar.

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