Si bien la petición que llegó a juntar 7000 firmas contra las II Jornadas de Restauración Sexual programadas para el 12 y 13 de abril en la ciudad de Oberá, Misiones, no llegó a frenar su realización, al menos consiguió que los temas de la homo y transexualidad no fueran abordados; logro que no es menor considerando el grado de ensañamiento que Silvia y José Luis Cinalli, las personas que tuvieron a cargo este evento, dejan traslucir a través de artículos de neto corte homofóbico publicados en su página web www.placeresperfectos.com.ar. Un memorable párrafo de este portal que podría resultar útil para entrenar a pichones de Ku Klux Klan con argumentos a lo Micky Vainilla dice: “No tengas ningún temor ni permitas que te tilden de ‘discriminador’ u ‘homofóbico’ cuando digas que no estás de acuerdo con la unión de personas del mismo sexo. Es simplemente una opinión tan válida como la que tienen ellos. Si no podemos decir que, de acuerdo a los principios bíblicos, consentimos solamente en el matrimonio monogámico y heterosexual, estaríamos siendo nosotros mismos los discriminados”.

Ahora bien, que en el mundo exista este tipo de gente, este tipo de acciones, este tipo de ¿ideas? no es algo digno de producir asombro, sí lo es, en cambio, que una autoridad municipal contrate a dos pastores evangelistas para dar una charla sobre sexualidad en lugar de convocar a profesionales idóneos y especializados. Cuando, a fines de la semana pasada, se armó tremendo revuelo en las redes sociales y la petición de suspensión de las Jornadas comenzó a circular, la directora de Culto de la Municipalidad de Oberá, Mirta Hartfield, tuvo que dar la cara y explicar a los medios que en estas conferencias “se hablaría solo de abuso infantil”. En una carta enviada por el activista misionero Leandro Kibisz se informa a los firmantes de la petición que en las anteriores charlas de Restauración Sexual organizadas en otras provincias se aprovechó la excusa del abuso infantil “para redirigir su charla a la homosexualidad”, tratándola como una “enfermedad”, “como un castigo”, refiriéndose al “peligro de caer en el mundo de la homosexualidad”, de “no rodearse de homosexuales” y del poder de “sanación del Evangelio” ante “problemas de homosexualidad”. En esta ocasión –continúa Kibisz–, Silvia Cinalli acusó al periodista Osvaldo Bazán de “tener intereses en encubrir a los pedófilos”, luego de que Bazán cuestionara por Twitter las terapias para “curar” la homosexualidad por parte de la pareja Cinalli. La única autoridad presente en las jornadas fue Mirta Hartfield, quien además fue la organizadora y patrocinadora de este evento.

Que en la agenda del municipio encabezado por el intendente Ewaldo Rindfleisch se incluya la programación de estas Jornadas es, probablemente, algo que deba entenderse en el contexto de una provincia donde no dejan de sucederse denuncias por discriminación, maltratos y hasta amenazas de muerte, como ocurrió hace más de un año con la presidenta de LBGT Misiones, Laura Bronzino, luego de un acto público o con el artista plástico Maximiliano Zuñiga, que en la misma Oberá fue encarcelado y violado por un preso con consentimiento de los policías. Y es también en este tristísimo contexto donde, según Kibisz, el periodista “Daniel Villamea, corresponsal del diario El Territorio, recibió amenazas contra su persona por haber dado cobertura a este tema y criticar el actuar de las autoridades municipales”. Parece ser que en Misiones por la visibilidad y la disidencia, y pese a la política nacional de ampliación de derechos, los costos que se pagan, todavía hoy, siguen siendo muy altos. Sí: lobo está.