Viernes, 17 de mayo de 2013 | Hoy
ODIOS ENCONTRADOS > FUERA DE SERIE: EL DESTINO PATéTICO DEL PUTO EN CLAVE DE HUMOR INGLéS
Por Daniel Link
“¡No me van los viejos! ¿Qué parte no se entiende? Más de cuarenta, no”, leo en los perfiles de las páginas de contactos homosexuales en Internet.
La gente ha perdido totalmente la cordura, eso es sabido, pero además la economía de discurso. Yo hubiera puesto “No me van los Viejos Putos” (pero es verdad que si yo hubiera leído eso, probablemente habría tomado un litro de lavandina de un solo trago).
“Cero ambiente” o “No me van las plumas” (a mí, que uso abanico, porque lo considero un accesorio imprescindible) no me trastorna tanto. “Viejo Puto”, en cambio, es aquello en lo que nadie quiere llegar a convertirse, porque quiere decir: me da asco que un Viejo Puto quiera que me lo coja.
Bueno, casi nadie, porque allí donde hay poder, hay resistencia. Acaba de estrenarse (el lunes 29 de abril, por ITV) la serie Vicious, protagonizada por dos Viejos Putos, Ian McKellen y Derek Jacobi, que hacen de una pareja de Viejos Putos, Freddie Thornhill, un veterano actor cuyo mayor mérito es haber conseguido el décimo puesto como villano invitado en la serie Dr. Who y Stuart Bixby, una señora de su casa, que constituye el decorado (teatral hasta la exasperación) principal.
La sitcom es extrañísima porque todo en ella apunta a una época que ya no existe (la iluminación, la escenografía, los diálogos, los estilos de actuación). Un reseñador de IMDB (seguramente joven, quiero decir: imbécil) dijo que “es difícil de creer que esto fue hecho recientemente y no en la década del ’70”. Por supuesto: lo que la producción quiere subrayar es que el Viejo Puto no cabe en el presente (es decir: no encaja bien con la violencia animal del presente, que sólo puede pensar en términos de coger y ser cogido, o incluso, para llegar a la arcada, en términos de querer cogerse a, o querer ser cogido por.
Como se trata de putos, tienen dos amigas mujeres (Violet, ninfómana, y Penelope, simpáticamente estragada por la demencia senil) y, cada tanto, la madre de Bixby/Jacobi lo llama para contarle que alguno de sus amigos ha muerto.
Por supuesto, el Viejo Puto no ha salido del closet para su madre, y lo más doloroso es saber que él sabe que si es viejo, ¿para qué le va a decir a su madre que además es puto? La madre seguramente sabe todo, pero seguramente ella tampoco quiere saber que su hijo es un Viejo Puto.
Los Viejos Putos de la serie son la peste salvo para sus amigas, que van a su casa a emborracharse lentamente. El mismo reseñador de IMDB antes citado señala que Stuart and Freddie son poco más que estereotipos de viejas reinas maledicentes (bitchy). ¿Pero no es precisamente ése el estereotipo del Viejo Puto? ¿Qué pretendés, bebé, que el Viejo Puto, que ha sobrevivido a todas las fantasías de exterminio, encima, no sea estereotipado, o maledicente? ¿O es que “Viejo Puto” puede querer decir alguna otra cosa que el desagrado? ¿No confesás que tuviste que apagar la televisión antes de la tanda publicitaria?
Por un misterio que esperamos nunca sea revelado, un nuevo vecino, muy joven, medianamente bien parecido, heterosexual y simpático (desempeñado por el que compuso al introvertido chico invisible de Misfits, Iwan Rheon), toca repetidamente el timbre en casa de los Viejos Putos, porque disfruta de la compañía de “jubilados” (dice).
El, en su total exterioridad, es consciente de que ellos son dos Viejos Putos recalcitrantes, pero cuando cuenta sus dramas sentimentales con una chica a la que quiere, confiesa que le gustaría tener una relación como la que ellos tienen.
Entre las muchas virtudes de Vicious (producida por Kudos y Brown Eyed Boy) la que más sobresale es obligarnos a pensar (con el odio o el pánico, del caso) en el Viejo Puto, esa figura del desasosiego que tanto inquieta a las locas del mundo.
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