Viernes, 4 de octubre de 2013 | Hoy
Imágenes paganas es el documental de Sergio Costantino sobre Federico Moura que dejó afuera lo que siempre estuvo afuera.
Por Facundo R. Soto
Imágenes paganas es un recorrido centrado en los integrantes de Virus, con alguna intervención de la madre de los Moura, un amigo artista, Roberto Jacoby, y tiene como coprotagonista a una fan, que al principio no se entiende bien qué hace ahí, con imágenes actuales simulando estar en los ’80. Llama la atención que no esté el testimonio de otros músicos, con la excepción de Leo García. Al final, la fan se masturba en la cama con “Luna de miel en la mano” y después besa a otra chica. Pero ese tema ¿no habla de “caramelos de miel” derretidos en la mano después de la autosatisfacción masculina? Es valioso el rescate que hace el director mendocino Sergio Costantino (Buen día, día) de viejos VHS, que nos dan una idea de cómo era el grupo en sus inicios. El trabajo de la imagen representa la estética integral del grupo, y en especial el exquisito gusto de Federico (del que nada se habla en el documental). Nada se dice de sus influencias musicales o literarias. Un momento interesante es cuando un hermano cuenta que en esa época se desconocía cómo tratar a los infectados con HIV y que ni el médico le daba la mano a Federico, pero sí a él. Nada se habla de su vida sexual, apenas se dice que era homosexual. Las canciones de Virus envuelven al documental, como videoclips, dejándonos con las ganas de conocer en profundidad a este icono que comenzó diseñando ropa. Lo peor es cuando aparece la fan actuando el momento en que recibió la noticia de la muerte de Federico por televisión (sus ojos se ponen blancos, está a punto de desmayarse y se cae en la cama). Cuando un integrante de Virus cuenta que se fue del grupo porque Federico había cambiado y que a él no le gustaba tocar canciones de amor, el entrevistador no le pregunta lo que flotaba en el aire: si le molestaba que Federico empezara a cantar “Sin disfraz”. Sobre el incidente de Rock in Bali cuando Luca dejaba el escenario para los Moura, diciendo: “Ahora vienen los putitos de Virus”. “El único espectáculo que pudo verse durante una hora, porque ése fue el tiempo que Virus se tomó para salir a escena...” Sobre las cuatro de la mañana y en medio de insultos aparecieron Federico y su banda realizando una actuación poco feliz. ¿Qué pasó durante esa hora de retraso? ¿Cómo vivía Federico los insultos del público por ser puto? ¿Y las reseñas desalentadoras de la prensa, que permanentemente los tildaba de frívolos? No hay mención de este incidente, ni de los otros, que no son menores en la carrera y sensibilidad de Federico, ni en la inevitable asociación de su sexualidad con la imagen del grupo. Tampoco hay mención de lo que pasaba con Federico después de los shows cuando las chicas entraban a los camarines, ni del entorno rockero machista que no le permitía llevar hombres a su cuarto. Nada sobre los vericuetos que sufrió la sexualidad de Federico. Hasta el sello discográfico le pidió a Federico que no explicitase su condición sexual, para no decepcionar a las chicas. Mejor sigamos escuchando la voz de Federico.
Desde este jueves podrá verse en el Espacio Incaa, Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635.
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