TEATRO
Tomás Fonzi y Walter Quiroz son la pareja de tórtolos cantores en el musical ...Y un día Nico se fue basado en libro y experiencia sentimental de Osvaldo Bazán, con música de Ale Sergi y dirección de Ricky Pashkus. SOY presenció el ensayo general.
› Por Matías Máximo
“Puto está bien, pero maricón es demasiado. ¡Dejate de joder! ¡Cogé, que cogiendo se conoce gente!” La que dice la teoría dinámica del sexo es la “amiga gorda que todo gay debe tener”, y el maricón es Osvaldo, Osvaldo Bazán, satirizando su melancolía.
La historia comenzó hace casi 20 años, cuando el primer amor de Bazán lo dejó de un día para el otro y le rompió el corazón. Cuentan sus amigos que andaba muy deprimido, y mientras lloraba escribía, sin demasiada torsión estilística pero con el pulso del desahuciado, del que vomita letras como una catarsis.
La novela se llama ...Y un día Nico se fue (Editorial Marea está por lanzar su cuarta tirada), y da trama a una comedia musical protagonizada por Tomás Fonzi y Walter Quiroz, que desde hace cuatro meses madura entre castings y ensayos.
“Ricky Pashkus twitteó que en Argentina no encontraba obras para adaptar a musical y le retwitteé que yo tenía una novela que podría funcionar”, dice Bazán. Después de los 140 caracteres, Ricky se reunió “todos los viernes durante tres meses para ayudar en el proceso de adaptación, donde hay cosas que se fueron y otras que llegaron, como Cupido, por ejemplo”.
El que interpreta al ángel del amor es un joven que al menos tres veces por semana va al gimnasio y hace rutinas duras, aunque se desliza como una pluma y canta finito finito.
“En el momento de pararse, que sea ¡pum! como un reloj”, dice Pashkus con la certeza para dar órdenes que le dan los años de experiencia en el musical. “Pedimos el aire acondicionado, ¡pero está roto!”, grita para animar los cuerpos tallados que con la transpiración se tallan mejor.
Atrás de los quince que bailan, cantan y gesticulan fuerte para que el público los entienda bien, hay una banda de cinco músicos que interpretan las canciones que Ale Sergi de Miranda! compuso con Bazán para la obra.
El coro entona “puto”, “sos puto” y Fonzi, que interpreta a Nico y es el que recibe las puteadas, escucha cómo su familia le dice que si sale con Osvaldo se vaya de la casa, mientras lo golpean por los tres chupones que lleva marcados. Fonzi se levanta la remera, el micrófono cae por su espalda y aparece algo para corregir: “Hay que ajustarlo bien o cambiarlo de lugar”. Su pubis casi no tiene pelos.
La novela de Bazán está escrita en años donde las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género no existían. “El Estado, en realidad, no quiere ni pensar en esa posibilidad, ni nos deja elegir eso”, dice el personaje de Osvaldo, y Nico le contesta: “Entonces, ¿qué tenemos que pedir leyes que permitan el casamiento homosexual? ¡Que se vayan a cagar! ¿O vamos a repetir los mismos errores que ellos? Con un buen testamento, ya está”.
Para el autor de Historia de la homosexualidad en la Argentina, “esos cambios sociales que en su momento eran impensados había que marcarlos de alguna forma, porque modifican la óptica de todo lo demás”. El método es una sorpresa para el espectador, con invitados especiales en cada función, entre los que figuran Mihanovich, Pachano, Chávez y hasta Rozín.
El casting del musical estuvo en clave reality a través de Facebook, donde se pudo seguir el proceso de selección (de los 1600 postulantes hasta los quince que ensayan desde hace dos meses seis horas por día). Todo muy Glee, con una estrella de 17 años que se llama Tommy y tiene pasta para la destreza de moverse y afinar a la vez.
En el acto de la Marcha del Orgullo cantan y definen con cien palabras diferentes la diversidad sexual. Y otra vez el Twitter: “Puse un tweet que preguntaba sinónimos de gay, lesbiana y travesti, y de toda Latinoamérica me llegaron variantes”, dice Bazán, que considera ese momento como la bomba. El punto donde la pasti explota.
Aunque el autor diga que no había imaginado llevar su vida a un musical, el que quiera leer entre líneas podría detectar el síndrome de Björk en Bailarina en la oscuridad: “El doctor Gustavo asegura que tengo problemas para enfrentar la realidad. Sí, él me habla porque es gestáltico y los gestálticos te hablan. Pero yo creo que no es que tenga problemas para enfrentar la realidad. Sólo que no termino de entender para qué sirve”.
Si como metáfora alguien plantea que ...Y un día Nico se fue es el dulce que un bajoneado se lleva a la boca para terapia, en versión comedia musical, ese dulce cae dentro de un tarro de miel con chispas de azúcar. Los amantes del beso entre chonguitos del prime-time, entre Quiroz y Fonzi, tendrán tela que cortar.
Jueves a las 20.30, viernes a las 21, sábados a las 19 y a las 21.30, domingos a las 20. La Usina del Arte, Pedro de Mendoza 501.
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