Sábado, 19 de abril de 2014 | Hoy
Por Lesbianas y feministas por la descriminalización del aborto
El deseo de abortar no existe, es el deseo de ser lesbiana lo que nos moviliza a todas. Dentro o fuera del closet, con referencias implícitas o explícitas, es ser o no ser lesbiana toda la cuestión. Cuando abortamos, hoy ya no confrontamos la muerte: desde hace 30 años abortamos con pastillas de misoprostol y eso hace que abortar sea más seguro que parir. Pero abortar, y el debate sobre aborto nos ponen cara y cuerpo de frente con desear lesbianas y ser lesbianas.
Las relaciones entre abortar y lesbianizar/se aparecen muy evidentemente, incluso para las iglesias: todas las que abortan son lesbianas, y también las que no abortan. Pero es algo que sectores reaccionarios del feminismo se apuran en ocultar, por su histórico planteo de no ser confundidas con lesbianas, por eso la insistencia de definir al aborto dentro del campo de lo heterosexual, hiperfeminizar e hiperheterosexualizar el aborto y la política y a quienes abortan y a quienes debaten, como un acto de performatividad del sexo hétero. La síntesis de una zoncera: si aborto, no soy lesbiana.
A partir de muchas conversaciones durante ya 5 años con compañeras lesbianas que atendemos la línea Aborto: más información, menos riesgos, y otras compañeras lesbianas sobre las experiencias con el aborto, pudimos ir reconstruyendo una historia del orgullo lesbiano de abortar que nos devuelve el sentido común. Las lesbianas abortamos, algunas; otras nunca jamás. No es abortar o no lo que nos define como lesbianas, pero sí es un acto y un debate que tal como están planteados hoy destapan la propia lesbofobia, y la lesbofobia política.
Línea Aborto. Más información, menos riesgos: 011 15.66.64.70.70
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