Viernes, quince y treinta de la tarde; el sol entra a pleno por los ventanales de la Cooperativa Textil Estilo Diversa LGBT, pionera en apuntar a la integración entre personas cis y personas transexuales. En una mesa, Kalym Adrián Soria, enseña a un nuevo integrante cómo se dobla una tela para cortarla; en otra, Adrián Bracamonte muestra cómo hacer pulseras; Afra Corbalán Galván y Cecilia Gnomita se empeñan en que los vestidos para Cascanueces les asienten a los maniquíes; Romina Soria se concentra en un ruedo, y desde el otro salón llega el ruido insistente de las máquinas de coser. “Así es cada día –sostiene Soledad–, somos todos muy distintos y vamos armando entre todos el día de laburo.”

El sueño comenzó hace 24 años. Dos inquietudes motivaron a Soledad, enfermera por entonces, y a su pareja Kalym (varón trans que recibió el DNI con su identidad autopercibida en el 2012): la falta de trabajo y capacitación para el colectivo, y la existencia de un mercado que no contempla ropa para hombres en talles de mujeres y ropas femeninas en talles de hombres. “Es un hecho –sostiene Kalym– que el varón trans tiene una biología femenina, una estructura ósea femenina, pero a medida que empieza a hormonarse la grasa se le configura en el cuerpo, lo de las cadera se va para otro lado. O en mi caso, que me operé los pechos, me sobra mucha tela en las sisas con las camisas de hombre.” Adrián escucha y asiente; le cuesta mucho encontrar jeans que le queden bien: “Para sentirme cómodo tiene que ser abotonado y de tiro corto, porque con cierre me queda el fundillo muy abajo y no le da una buena forma al cuerpo; ahora, por ejemplo, estoy en el horno, porque no se están usando los abotonados. En realidad, uno se va adaptando a lo que encuentra, pero no son mis gustos”. Para el metro setenta y seis de Afra, el problema es el largo de las remeras o de los vestidos: “Me quedan demasiado cortos o demasiado largos, y no hablemos de mis brazos y de mis hombros cuando tengo que comprarme una camisa”.

Después de varios intentos, se constituyeron como cooperativa en el 2010, con la asistencia absoluta del Estado para la compra de insumos y maquinarias. La primera etapa fue la capacitación a partir de lo que algunos socios sabían y podían enseñar, principalmente en armado de líneas rectas (pareos, banderas, corbatines, vinchas, pañuelos). Luego continuaron a través del Ministerio de Desarrollo Social, en Cosiendo Redes, y en Cetic (Centro de Estudios Técnicos para la Industria de la Confección). El salto vino en el 2014, cuando la cooperativa fue una de las elegidas para confeccionar el vestuario para Danza por la Inclusión, el cuerpo de baile nacional y federal dirigido por Iñaki Urlezaga y acompañarlos tras bambalinas. Terminan el año firmando su participación en Jugar (una iniciativa de trabajo interministerial que promueve la fabricación de juguetes nacionales) para hacer los muñecos de la serie La asombrosa excursión de Zamba.

“Acá estamos, en el umbral donde hemos crecido, hemos aprendido”, dice Soledad, convencida de que el cooperativismo es la herramienta más rápida y genuina de inserción laboral y de adquirir un oficio. El próximo paso es tener un local de venta que les permita visibilizar las prendas que hacen. “Por ahora, circulamos de boca en boca y cada año hacemos un desfile para mostrar lo que vamos produciendo”, dice Kalym y señala la pila de corsés que ha preparado para el de este año.

Los miércoles la cooperativa abre el espacio a Ritta (Red Nacional de Hombres Intersex, Transgéneros y Transexuales de Argentina). Facebook: Cooperativa Estilo Diversa LGBT.