Bienvenida fue la primera en llegar a casa. Una amiga mía la encontró en la calle y me la trajo. En un principio era medio malita, medio arisca, pero cuando le traje a Bonanza se transformó en esta gata buena y juguetona que es hoy. Igualmente debo decir que a pesar de que Bonanza la idolatra y la sigue a todos lados, Bienvenida es bastante mandona y no le deja usar las piedritas.

Bienvenida tiene problemas respiratorios. No sé si tiene las carnes de adentro de la nariz crecidas o será sólo muy sensible al frío, pero siempre tuvo esta especie de congestión que respira fuerte. Cuando apenas me la dieron la llevé a la veterinaria y ella me recomendó que cuando yo me bañara metiera a la gata en el baño conmigo para que respirara el vapor. Así fue como Bienvenida se acostumbró a esa rutina y ahora cada vez que voy al baño ella me sigue. Muchas veces se esconde entre las dos cortinas del baño. Ellas son mis primeras mascotas desde que vivo solo. Y a cada una le dediqué una canción:

Bienvenida
“Desespero cuando anhelo tu piel de terciopelo.
Si no estás junto a mí se me paspa la nariz,
no sé adónde ir sin tus ojos frente a mí.
Ay qué lindo que se siente escucharte respirar
cuando vos me abrazás.”
Bonanza
“Llegaste un día vestida en matelassé,
estabas dormida soñando con no sé qué
te abrí la puerta de mi casa para vos
y desde ahora compro comida para dos.
No me importa tu color
ni que me des picazón,
no me importa nada,
sólo vos, Bonanza.”

Estas canciones forman parte del disco que ya estoy terminando de masterizar: Roli Belinda, mi amor.