Issam es un Dogo Pampa, tiene 6 años, pero sale a entrenar todos los días conmigo, así que se mantiene en forma perfectamente. Podría decir que Issam fue la primera relación importante que tuve en Argentina. Yo llegué desde Venezuela en el 2009. Vine para cambiar un poco de aire y probar vivir en otro lugar. Yo llevaba poco tiempo viviendo en Buenos Aires y un amigo (el primer dueño de Issam) justo se mudaba a otro país. En cuanto lo vi a Issam y supe esta situación no lo dudé ni un instante y me lo traje a vivir a casa. Fue amor a primera vista. Y además pensé que si no me lo traía yo el pobre perro estaría pasando de una mano a otra y de ésa a otra sucesivamente y de esa forma sufriría mucho. Me gusta mucho la idea de la adopción mutua y no de comprarme un perro. Fue una historia perfecta y justamente Issam se transformó en mi cable a tierra y en un fuerte vínculo para sentirme perteneciente al país.

Los Dogo Pampa son una raza muy compañera y de mucha sensibilidad, son dóciles e híper sociables. En la construcción de la raza tiene algo de Bóxer y eso lo hace muy juguetón. A pesar de esto, su aspecto rudo hace que mucha gente le tenga aprensión. Entonces cuando lo saco a pasear o cuando entrenamos juntos en el parque la gente muchas veces lo mira con miedo (y hasta han llegado a cruzar de vereda).

A Issam no le gusta bañarse, lo pone de pésimo humor. Cuando le digo que vamos a bañarnos se queda inmóvil en el lugar. Peso muerto. Y una vez que logro bañarlo se queda dos horas (por reloj) mirando la pared, enojadísimo. Encima lo baño muy seguido, porque Issam sale a hacer aeróbico conmigo por Palermo. La verdad es que nos compaginamos bien en eso del entrenamiento. Hacemos buen equipo. Issam tiene buena resistencia y se banca todo: cuando salgo en bicicleta o cuando corro. Además lo incorporo mucho a las clases y me ayuda con los alumnos, una vez que lo conocen y ven lo bueno que es terminan pidiéndome que lo incluya en el entrenamiento.