Viernes, 11 de diciembre de 2015 | Hoy
Algunos de los momentos visualmente más inquietantes en la carrera de Peaches.
Alta producción. Baño de mujeres, salen unas e ingresan otras, Peaches en conjunto raso chicle va seduciéndolas mientras el deseo hace crecer en stop motion el vello de sus axilas y pubis.
Malla enteriza negra y tupida barba al tono aplicada al rostro de Peaches en un trabajo de retoque digital tan desprolijo como imposible.
Peaches reimagina la supergay versión Judy Garland de El Mago de Oz en una Ciudad Esmeralda lo–fi pintada sobre cartones. Es su propia mitología alternativa: Dorothy se prende un puchito y quema viva a la espantapájaras lasciva, luego se hace íntima de lxs villanxs y aniquila al Mago de un escopetazo.
Poliamor en tono melodrama musical mexicano. Con bata de entrecasa, recibe a su novia y a su novio e improvisa un show privadísimo en el que materializa un dúo de bailarines y canta sus disculpas a sendas parejas.
Junto a la brutal comediante queer Margaret Cho recogen de la basura dos trajes de lanilla con genitales masculinos tejidos, especie de furries color pastel. Performan las calles y cantan “Memories” sobre la estrella de Barbra Streisand.
Acróbata estrella se contorsiona en un columpio y dibuja la oscuridad con los lásers multicolor emitidos desde su buttplug. Peaches aparece en forma de espejismo interespacial, desdibujado en la penumbra.
En entrevista para la publicación online Pitchfork, Peaches describió el proceso de creación del que ha de ser su clip más escandaloso hasta hoy. “Para ese tema quería hacer un video todo con mujeres, en todo aspecto, desde la técnica eléctrica hasta la maquilladora. Quería hacerlo al estilo Jodorowsky, donde el nudismo no es mostrado para la mirada masculina sino como una sensación liberadora”. No se trata sólo de nudismo sino de mujeres y genitalidades, de naturaleza y corporalidad. El efecto es tremendo: la orgía de mujeres del desierto que adopta a Peaches en el video la hipnotiza entre cuerpos lubricados y bailes de tribu. Quizá la secuencia más memorable sea aquella en que una despampanante chica travesti baila con el paisaje árido detrás, su musculatura reimaginada en trazos de body painting, mientras va domesticando a una Peaches arrodillada a puro dick slapping. Disponible en vimeo.com
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