Viernes, 29 de enero de 2016 | Hoy
La música pop tiene entre sus abanderados queer a tres nuevas caras que, a su modo, hablan de amor y mariconadas con voz propia.
A lo largo del período más escandalosamente exitoso de Lady Gaga, es decir, aquellos meses comprendidos entre 2009 y 2011, cuya cumbre se llamó Bad Romance y durante los que las amplitudes de atención pop se concentraban sobre ella como láser amaestrado; en fin, cuando Lady Gaga parecía ser algo y alguien muy cercanx a deidad, el cuarteto Semi Precious Weapons la acompañó en calidad de teloneros del Monster Ball Tour por medio planeta. Su líder, Justin Tranter, devino en compositor de anfetamínico ascenso que cerró 2015 con hits firmados para su homónimo Bieber y Selena Gomez, entre otrxs, y que se ubicó como uno de los pocos autores así de mainstream –sino el único– en expresarse desde un lugar abiertamente queer. En charla con la publicación Spin, Tranter justamente decía: “Como líder de Semi Precious Weapons, cantando e interpretando las canciones con la imagen que yo tenía, resultaba demasiado queer para el mainstream. Estoy contento de que mi punto de vista finalmente haya encontrado su lugar en ese mainstream, aunque creo que lamentablemente no hay muchos compositores, productores o incluso ejecutivos queer en la industria. Hubiese deseado a los 14 poder conocer a algún motherfucker abiertamente queer y afeminado que escribiese grandes canciones para grandes artistas”.l
El trío británico Years & Years cerró 2015 cumpliendo con algunas de las predicciones que los indicaban como figuras renovadoras del pop. En enero ganaron la encuesta “BBC Sound of 2015” (un intento por anticipar aquella música que sería vital durante los siguientes doce meses), y en febrero su canción “King”, en tono electro pop, llegaría al tope de los rankings. Olly Alexander, cantante y líder del grupo, se mostraba felizmente de novio con otro popstar de menor protagonismo, el pianista y violinista del cuarteto Clean Bandit. En 2015, Years & Years editó su disco debut y a cargo de las letras, Alexander refería el amor por otro hombre en un par de los temas, algo no tan habitual para un grupo que, aunque surgido de la escena indie, estaba siendo adoptado –y engullido– por el mainstream. Alexander compone y canta según vive. Y los medios lo ponen en portada. A la par de las notitas coloridas sobre un beso con novio violinista en algún escenario de festival, aparecían entrevistas en que las cuestiones ineludibles resultaban ser el uso del pronombre masculino en esas dos o tres canciones y (¡cómo no!) la presión de sentirse y saberse un portavoz de la lucha por los derechos de las minorías. Al respecto, comentaba al Digital Spy británico: “No puedo hablar en nombre de todas las personas gay. Puedo hablar por mí mismo, y eso es lo que voy a hacer mientras escriba canciones y conceda entrevistas”.l
El cantautor australiano Troye Sivan viene abriendo el juego de su música al uso de una voz gay. Desde “Gasoline”, canción incluida en un EP de 2014, Sivan habla del amor con el mismo desencanto que cualquiera de sus colegas. “Veo tu contorno en mi cama / En el mismo punto en que lo vi descansar su cabeza”, le canta Sivan a su novio. Es un estilo de pop que la neocelandesa Lorde instaló en el gusto general, ralentado y melanco, que oscila entre el trip pop y la canción de cuna. Ese mismo sonido impregna sin filtros a “Wild”, el primer corte del disco debut de Sivan, editado a fines de 2015. El clip, que abre una trilogía, muestra al cantante concretando una historia de amor con quien fuese su amigo de la infancia. Concluye ese trío de videos de modo trágico, no como un eco de su propia adolescencia, sino como imagen de algo que sigue ocurriendo a tantxs jóvenes queer. “Creo que lo más importante para mí en este punto de mi carrera es poder ser honesto como compositor, y estas canciones hablan de chicos. Poder ver a un artista gay con una vida feliz es algo que hubiese agradecido cuando tenía 13”, decía Sivan a The Advocate tiempo atrás. De vivir exponiéndose ha de conocer: sus primeros pasos fueron como estrella venerada por los más de 3 millones de seguidores de su canal de Youtube, plataforma desde la que se dio a conocer y en donde conoció a quien se supone es hoy su novio, el también youtuber Connor Franta.
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