Viernes, 26 de agosto de 2016 | Hoy
TEATRO > BURLESQUE BAIRES
Melodías bizarras, tango queer y humor sin filtro se combinan en Burlesque Baires, la varieté de José Luis Calandrón en la que se rememoran shows de viejos antros.
Por Alejandro Dramis
Usted sabe, el burlesque es ese tipo de espectáculo que se enfoca en ridiculizar, exagerar o parodiar temáticas y costumbres que gozan de buena reputación o, en su defecto, se dedica a reivindicar y ponderar aquello que comúnmente se considera vulgar o de mal gusto. El burlesque dramático se armó fuerte en el siglo XIX, pero siempre es bueno recordar que sigue vivito y coleando aún en nuestros días, a pesar de cierta dificultad para encontrarlo en la cartelera porteña. En antiguos antros de décadas pasadas, en los cuales la noche parecía no tener fin o puerta de emergencia como Ave Porco, El Dorado o Nave Jungla, el erotismo camp y la escenificación del “hágalo usted mismo”, los shows de strippers enanxs embadurnadxs en brillantina, las performances de drag queens o los desfiles de improvisada extravagancia abundaban por doquier. Hoy, Burlesque Baires recoge aquellos desaforados espectáculos en una varieté que no le da respiro al público: chicas que se mueven entre risas, caricias y besos acompañando los sensuales acordes funkys de “Talkin’ Saxy” en complicidad con lxs espectadorxs, versiones castellanizadas de seductoras melodías de Leonard Cohen como “I’m Your Man”, números vivos de humor escatológico que nos remiten al lenguaje de las películas del maestro John Waters o las vicisitudes de un joven heterosexual engañado para iniciarse sexualmente en una sauna gay, sin olvidar la bizarra puesta musical de una “Alicia a través del burlesque”, los solos y duetos de tangos que devienen queer.
Entre coreografías, canciones, participación del público y programas de radio en vivo que ponen al descubierto los ideales pretensiosos del amor perfecto en la búsqueda de la pareja ideal, Burlesque Baires recrea de manera consciente aquel tipo de espectáculo anclado en años anteriores para actualizar la performance cruda y corrida, glorificando el amor por el arte under que se le anima a todo sin cuidar obsesivamente las formas, y deformar así aquello que tanto se cuida y aburre en el teatro convencional. Quizás sea la nostalgia la que empuja a pensar que los shows cabareteros como este se acomodarían mejor en aquellos espacios que les inyectaron esa energía nocturna que los hizo sobrevivir como espectros hambrientos. Burlesque Baires no pertenece tanto a un teatro tradicional sino a esos antros de dispersión y perdición, en los que las puertas se abrían para dejar entrar lo bizarro y rápidamente se cerraban para no dejarlo escapar. ¡Que vuelvan los antros!
Sábados a las 23, El Vitral, Rodríguez Peña 344
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