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Monique Wittig, en un ensayo llamado

“El pensamiento heterosexual” —que puede leerse desde http://www.zapatosrojos.com.ar —, dice que los discursos que nos oprimen a lxs diversxs son los que dan por sentado que lo que funda una sociedad, cualquier sociedad, es la heterosexualidad. Esos discursos hablan de nosotrxs y presumen estar diciendo la verdad en un terreno apolítico. Entonces pareciera que el lenguaje es un lenguaje neutral, que nuestra sociedad es una sociedad sin oprimidxs, que el Estado responde igual ante todxs y que no ha tomado partido por nadie. Así es que se da Educación Sexual en los colegios, utilizando el término sexual a secas. No se dice Educación Sexual heterosexual, aunque sepamos (porque lo hemos vivido) que nunca se va a hablar de sexo anal, ni de sexo oral, que nunca se va a alertar a lesbianas, gays o trans de cómo deben cuidarse de las infecciones de transmisión sexual (sólo se hablará del preservativo que se coloca en el pene para entrar en una vagina, y de los anticonceptivos).

En La ideología alemana, Marx decía que toda clase que aspire a la dominación debe hacer ver su interés particular, de clase, como interés general, como el interés común de todxs. Es decir, que para lograr la dominación, el particular debe mostrarse como universal: y el heterosexismo se tapa con el manto de la universalidad. Acaso lo que debamos hacer es destaparlo, visibilizar que no es algo universal sino particular: agregarle a cada término que parezca neutral el adjetivo heterosexual (así como ustedes dicen que la obra debería llamarse “Confesiones de la vagina sobre penes”). Y no por una cuestión divisionista sino para hacer explícita la opresión a la que están sometidos nuestros cuerpos y nuestros deseos, que el lenguaje dominante los lee y generaliza en clave hétero.

Más de una vez algún amigo heterosexual me dijo: “Pero, vos, todo lo que hacés es gay”. Y bien, si ellos pueden diferenciarnos, nosotrxs también podemos diferenciarlos a ellos, y por eso le respondí: “Tan gay como tan heterosexual lo que vos hacés”. Como tan heterosexual es Monólogos de la vagina y debe haberlo sido Confesiones del pene...

Martín