Viernes, 3 de abril de 2009 | Hoy
LGTTB
Por Viviana Mil
Hace poco visito www.argentortas.tk. Más exactamente desde que me separé. Como se podrán imaginar, es un sitio donde reina cierto espíritu de seducción, las argentortas suman un número cercano a las 250, y la mayoría de ellas tiene entre 30 y 40 años: mis preferidas. Ocurre que me siento sola y cuanto más sola, más navego y más me meto en sus foros de discusión: van de deportes a zonas geográficas, a búsqueda laboral o literatura, pero también surgen asuntos más subjetivos, como por ejemplo: “¿Lo digo o no lo digo?” o “Mal de amores”. De cualquiera de ellos salen largos hilos de una conversación tortil inconfundible. Y yo, por supuesto, entiendo perfectamente de qué se habla. En los últimos tiempos se ha debatido sobre el temita de la separación, que entre nos es más frecuente, incluso, que el del amor. ¿O no es más común oír “nos estamos separando” que “nos estamos enamorando”? Será porque el amor entre chicas es una cosa vertiginosa, sin gerundio, que de un día para el otro te cambió la vida, mientras que la separación es una especie de chicle súper gomoso en el que yo misma estoy alojada. Soy la piba Bazooka de la tortez, pero sin chiste ni globo, y desde mi pequeño mundo chiclero entro en Argentortas y busco ayuda (sin pedirla, por supuesto). Así, el otro día encontré algunos consejos: “No al encierro”. Con lo cual, pensé, quizá sea mejor navegar desde un cyber en lugar de hacerlo en casa. Tal vez me suceda como hace un par de años y termine en pareja con la cajera del local: un tigre de Virgo, vegetariana como yo y linda como ninguna. Otras recomendaciones: incorporar actividades nuevas que te lleven a conocer gente. La receta es buena y trataré de seguirla. Por empezar, soy un queso jugando al fútbol, pero si las argentortas organizan otro picadito, tengo pensado prenderme. Por otra parte, si se repite el campeonato de juegos de mesa que organizaron hace un par de fines de semana, allí estaré. Allí podría impresionar a alguien con mis innatas habilidades para el yenga o el Scrabble, que no les quepa duda. Y si no, leí por ahí que hay un concurso de tics que lleva de premio un lengüetazo y yo, en los peores momentos, pelo uno candidato a ganador: muevo un hombro hacia atrás y arriba como tratando de acomodar el bretel del corpiño, aunque no lo tenga puesto. El gesto, desde afuera, pareciera ser el de “qué me importa”. Y ojalá fuera así, ¿qué más quisiera? Por ahora, y mientras no pueda olvidarla, seguiré dando vueltas por el cyberespacio, mirando las fotos de las chicas que participan de los foros, averiguando los signos de cada una a través de los datos de su perfil, y buscando algún tigre de Virgo, como ella, para sentir que no se fue del todo.
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