El primer beso lésbico que se vio por televisión fue en 1991. Participaron de él la abogada bisexual que interpretaba Amanda Donohoe y Michele Greene, en La ley de Los Angeles, y el resultado fue un memorable pico de audiencia. Tal vez se pueda situar en ese momento el punto en el que el lesbianismo empieza a ganar algún glamour en la tele. Antes de eso cada vez que, desde los sesenta, aparecía dibujado en la pantalla chica lo hacía dentro de dramas psiquiátricos, ligado a trastornos –que van corrigiéndose a lo largo de la trama– como la psicosis. El mismo combo incluía en general drogas duras y delincuencia juvenil. Hubo muchos más casos de besos entre mujeres o salidas del placard que funcionaron como propulsores del rating en la ficción, como en Roseanne (cuando se besan la protagonista y Mariel Hemingway) y obviamente el histórico “Yep, I’m gay” que llevó a Ellen DeGeneres a la tapa de Time.