Viernes, 25 de octubre de 2013 | Hoy
DE U$A A CASA
En Buenos Aires, hace dos años existe Subrogar Consultores, una agencia que funciona como intermediaria entre las parejas y las agencias de donantes de óvulos y gestantes de Estados Unidos. Ariel Etchechoury, que en estos momentos espera un hijo con este método, es uno de los fundadores.
–Damos toda la información sobre agencias de donantes de óvulos, mujeres gestantes, abogados especializados, clínicas. Como si fuéramos una agencia de viajes, te organizamos el itinerario. Nos aseguramos de que haya alguien esperándolos en el aeropuerto que los lleve al hotel y a la clínica, los esperan para que dejen las muestras y hablen con el médico que va a hacer la transferencia de embriones.
–Es el único país que ofrece garantías a las parejas gay. El certificado de que tuviste un hijo legítimo te lo otorga un juez. En Estados Unidos para todo hay un contrato. Firmás uno con la donante del óvulo. Firmás otro con la gestante. Otro con la clínica y otro con la agencia.
–En relación con lo médico y lo genético, absolutamente todo. No sólo de su historia médica completa sino de la de sus padres, sus abuelos, sus hermanos. Ante la duda podés descartar, porque tenés un montón de óvulos candidatos. Para estar en el catálogo de donantes hay requisitos: se descarta a mujeres con antecedentes de enfermedades congénitas.
–En general donan los dos y se implanta un embrión de cada uno. Puede pasar que ellos decidan que sólo lo hará uno de los dos y ahí todos los embriones serán de él.
–Son chequeadas mediante una batería de análisis. Cuando empezás todo este proceso, la pareja elige un perfil de qué tipo de persona le gustaría. Por ejemplo, alguna que en el futuro tenga ganas de seguir en contacto. Por lo general no nos ha pasado que nadie ponga requisitos extremos, porque la gestante no es lo mismo que la donante de óvulo. El perfil de la gestante es el de una chica joven, de clase media, que ya tiene que haber sido madre.
–Cuando firmás el contrato, aclarás si los padres interrumpirían o no el embarazo en esos casos. El 90 por ciento de las parejas no quiere interrumpirlo. Si aclarás que sí querés, va a tardar más en aparecer la gestante. Pero previo a llegar al momento de que suceda algo así se les hace un estudio genético que se llama PGD, donde se estudian los cromosomas para que salte si hay alguno con anomalías. Este estudio es pago y se les hace a los embriones uno por uno antes de hacer la transferencia. Se descarta toda anomalía, aparte de saber el sexo.
–Jamás, porque hay un contrato en el que se especifica que se los da a otro. Lo que sí se puede es elegir la donación abierta, es decir, que el día de mañana si tus hijos lo piden, pueden tener un encuentro con la donante de óvulo.
–Es gracioso porque hay gente que viene y te dice: “Yo quiero dos”, como si se pudiera elegir. Con cada implante te ponen dos embriones. Hay un 80 por ciento de probabilidades de que prenda uno. Un 20 por ciento de que prendan los dos.
–Uno para dejar el material genético y otro para buscar al bebé. Al haber nacido allá, tiene nacionalidad norteamericana. Como es anotado como hijo tuyo desde que nace, no hay ningún tipo de impedimento legal en traerlo, pero sí ingresa como turista y pagás la tasa correspondiente. Luego vas al consulado y el chico queda como residente de padres argentinos. El otro trámite es, en caso de que quieras, el de cambiarle la nacionalidad.
–Tenés material suficiente para tres intentos. Tenés seis embriones y tres oportunidades para hacer la transferencia. Si prende con el primer intento, podés congelar ese material y ya te queda disponible para tener otro hijo más en el futuro. Eso queda en un banco y guardarlo te sale 500 dólares por año. Si no, los podés donar para investigación o mandar a destruir, ya que la ciencia entiende que no son personas. Cada transferencia sale 4 mil dólares.
–Primero hay una presentación vía Skype. Ella te tiene que elegir a vos. Cuando te presentás al programa, llenás formularios, contás por qué querés tener un hijo, etcétera. Allá le comentan de vos, pero hay gestantes que de entrada aclaran que no quieren trabajar con parejas gay. Se inicia la comunicación vía Skype, hablan de cosas cotidianas, te mostrás un poco. Después, ambas partes le comunican a la agencia qué les pareció. La gestante o la pareja pueden descartarse mutuamente. Si hay coincidencia, se pasa a la segunda etapa. La segunda entrevista es más liviana porque ya se eligieron. Y así vas entablando una relación. Ninguna de las partes está obligada a seguir en contacto después del parto, si no quiere.
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