BAFICI
› Por Ariel Alvarez
La sección Vanguardia y Género de la 16ª edición del Bafici parece estar más dedicada a la experimentación en cine que a otra cosa. ¿No será que nos estamos confundiendo y que el género al que se refiere es al cinematográfico y no a lo que nosotrxs entendemos? Nos pusimos “Frívolxs y voluptuosxs” como una chica Almodóvar. En fin, para la alegría autoproclamada, las películas que tratan temáticas de género (sí, del que nosotrxs hablamos) aparecen en varias de las secciones del festival. Así es, estamos en todas partes. Van aquí sólo algunas recomendaciones para que vayan afilando sus tacos, chanclas o botines y salgan corriendo a comprar las entradas.
Burroughs: The Movie, a más de 20 años de su estreno, se presenta en la selección oficial Fuera de Competencia. El director Howard Brooker logró lo que nadie pudo: trabajar durante cinco años en la realización de este documental con el propio William Burroughs. Entusiasta, el gran escritor norteamericano le abrió las puertas de su mundo para que explorara su vida. Y todos sus aspectos son mostrados aquí como nunca antes. Y viajamos de la mano del padre de la generación beat hacia Africa, pasando por el Medio Oeste norteamericano, vivimos junto a él momentos clave de su vida, tragedias personales y todo lo que empapa el magnífico trabajo del artista. Muchos de sus amigos contemporáneos aparecen también: Francis Bacon, Allen Ginsberg, Brion Gysin, Lauren Hutton, Herbert Huncke, Patti Smith, Terry Southern. Esta película comenzó a gestarse en 1978, cuando Brooker se encontraba haciendo su tesis de posgrado en Nueva York sobre Burroughs. Le pidió a un compañero de clases que lo ayudara con el sonido: era, nada más y nada menos, que Jim Jarmusch. Y fue así que se decidió a contactar al protagonista de su documental, y lo que comenzó como una colaboración, se transformó en un trabajo en conjunto que duró cinco años y se convirtió también en una amistad verdadera que duraría mucho más. El escritor también supo participar en un papel secundario de la última película de Brooker, Noches de Broadway, estrenada en 1989, año en el que el director murió de sida.
Algo tiene que romperse, la primera incursión en ficción de la documentalista sueca Ester Martin Bergsmark. Reconocida y premiada por sus películas, se nos presenta aquí decidida a minar las reglas de la heteronormatividad. Con un guión de Eli Leven, basado en las experiencias autobiográficas que ha descripto en sus novelas, Bergsmark sondea en lo profundo, complejo y plural de las relaciones sexuales de estos tiempos. El film transcurre en los suburbios de Estocolmo y nos ubica en el momento en que dos jóvenes se conocen. Sebastian, interpretado por Saga Becker, es un joven andrógino que es rescatado de una golpiza por Andreas (Iggy Malmborg), una especie de niño rebelde punk que queda prendado de la belleza de su rescatado. Los dos comienzan a experimentar con su sexualidad a pleno, de una manera franca y honesta, pero a la vez con resistencias por parte de Andreas ante la realidad de reconocerse homosexual. En medio de este tire y afloje, recorren las calles y una noticia desequilibra la situación de la pareja: Sebastian se reconoce como trans y decide que será una mujer, Ellie. Pero si a Andreas ya le resultaba complicado mantener una relación gay, la cosa se le torna imposible de soportar con una chica trans; aun así no puede dejar de sentirse atraído y enamorado. Sebastian está decidido en su determinación, aunque esto lo aleje de Andreas. Y aquí la directora nos plantea un juego de realidades posible. De una narrativa en imágenes crudas pasamos a una atmósfera más surrealista, cierto intimismo poético producto de la lucha y los pensamientos de Ellie, que quiere dejar atrás a Sebastian. Algo tiene que romperse muestra de una manera íntima las cuestiones que giran en torno de la identidad. Todo esto, además, con una banda de sonido para alquilar parlantes.
La cantante punk. Un film sobre Kathleen Hanna nos arroja a las patadas y a los gritos dentro de la sección Panorama/Música. Este es el primer documental de la directora Sini Anderson, más conocida en el mundo del videoclip. Y es un documental engañoso porque al principio parece que va a seguir por la línea de aquellos que nos cuentan acerca de un movimiento, musical en este caso. Kathleen Hanna fue una de las fundadoras del movimiento Riot Grrrl, que ponía al feminismo como bandera de rebeldía políticamente incorrecta. En 1991 fundó la banda Bikini Kill que, potente y agresiva, revolucionaba la escena del punk rock. En sus presentaciones, por ejemplo, hacían que una mujer subiera al escenario y contara sobre un situación de abuso (sexual o de cualquier tipo) al que había sido sometida. La banda era la voz que combatía la homofobia, el racismo y el sexismo. También famosa por ser la mejor amiga del líder de Nirvana, Kurt Cobain, luego de que su primer grupo se disolviera, formó el trío electro punk Le Tigre, en la misma línea de denuncia, pero a otro ritmo y con un integrante transexual.
De pronto, el tema de esta película cambia (de aquí viene lo de engañoso). Kathleen Hanna se retiró misteriosamente de la música en 2005, y es aquí que la directora nos lleva con ella a tratar de develar los motivos por los cuales la cantante tomó esta decisión. Y la vamos construyendo, a través de sus testimonios y los de sus amigos, como alguien valiente que se enfrenta a una realidad adversa. Es un retrato conmovedor de una de las mujeres más importantes del feminismo en el rock y en la contracultura de Estados Unidos en la década del 90.
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