Texto Lía Mirtha Jáuregui (69) madre de Florencia (38)

Somos una generación que ha aprendido, o debería aprender más, de sus hijos. Nosotros como familia hemos recorrido un camino distinto del habitual, es decir, distinto de esa respuesta de dramatismo o rechazo frente a la elección sexual del hijo o hija. En nuestro caso hemos aprendido mucho de Florencia, de su militancia, su constancia, su inteligencia. En todo momento hemos tratado de ser un sostén real para ella. Lo vivimos con naturalidad y orgullo de tener una hija lesbiana. Creo que en los últimos años la sociedad ha crecido, quizá no tanto como a una le gustaría, pero hay avances en las mentalidades que no se pueden negar. De hecho, Florencia ha vuelto a vivir en Olavarría, después de haber pasado años viviendo en Buenos Aires porque tenía algo de miedo de no ser totalmente aceptada acá. Ha vuelto y se ha encontrado con que hay gente horrenda en todos lados, pero también hay de la otra. Hay vecinos de Olavarría que me han quitado el saludo al enterarse de la elección de mi hija, pero hay muchos otros que me han empezado a saludar, de hecho a felicitarme, porque fue Flor quien organizó marchas del orgullo y movidas así acá. Ahí te das cuenta de que no somos cuatro bichos raros. Yo he marchado con mis dos hijas y mis nietas. Y con respecto a los que no me saludan más, puedo decir que me honra que me niegue la palabra gente tan retrógrada.