Domingo, 21 de octubre de 2007 | Hoy
SANTA CRUZ > AVENTURAS EN LOS GLACIARES
En la Argentina existen tres glaciares sobre los que se puede caminar con seguridad: el Torre y el Viedma, cerca de El Chaltén, y el Perito Moreno, en El Calafate. La inolvidable experiencia de un trekking con grampones entre las infinitas grietas, cuevas y túneles que pueblan la congelada superficie de esos colosos de hielo.
Por Julián Varsavsky
Una caminata sobre un glaciar tiene sus prolegómenos. Primero, hay que llegar hasta el lugar, a veces caminando varias horas, otras navegando.
Antes de comenzar el trekking hay que colocarse los arneses de seguridad y los grampones, esa serie de dientes de acero bajo el calzado necesarios para caminar sobre el hielo. Después viene la explicación de las medidas de seguridad para evitar, por ejemplo, caerse dentro de una grieta. Pero no hay que preocuparse: es imposible que algo así ocurra si se siguen las instrucciones.
+A LA AVENTURA Los pasos iniciales de estas excursiones resultan algo desconcertantes porque se camina sobre una capa de tierra negra donde al clavar los grampones aparece la corteza blanca del glaciar. El aspecto más fascinante de la superficie glaciaria es su irregularidad. Cada metro cuadrado es distinto al otro y se levantan en ellos las más extrañas formaciones que uno se pueda imaginar. La sensación es la de atravesar un sinuoso laberinto con lomadas de hielo y picos blancos que a veces forman pirámides casi perfectas. Pero de repente se abren a nuestros pies grietas de hasta 40 metros de profundidad en cuyo fondo corren caudalosos arroyos virginales del agua más pura que pueda existir que horadan la base del glaciar.
El lugar más asombroso de un glaciar son los efímeros túneles de hielo que cavan los pequeños cursos de agua. Estos aparecen y desaparecen de manera azarosa, así que encontrarlos supone el lujo de atravesar las entrañas del glaciar a través de gélidos socavones de un metro y medio de alto.
El paisaje de cada glaciar va cambiando día a día por los efectos del sol, el viento, los cursos de agua y los rompimientos. Por ejemplo, una simple piedrita arrastrada por el glaciar puede formar en pocos días un agujero de hielo conocido con el nombre de criocono. Esto ocurre porque las piedras, calentadas por el sol, derriten la superficie y van hundiéndose poco a poco hasta formar hoyos de un metro o más de profundidad. Luego puede ocurrir que alguno de los cambiantes arroyitos que caracolean sobre los hielos pase justo por la abertura de un criocono y se forme una pequeña cascada que termine agrandando el hoyo. En pocas horas ese gran sumidero puede convertirse en una atronadora garganta que traga centenares de litros de agua por minuto, llegando hasta la base misma del glaciar.
En este viaje a la “Era del hielo” –o a los restos de la última glaciación–, nos cruzamos también con lagunitas blancas, seracs (especie de columnas solitarias de hielo que se desprendieron de la masa del glaciar) y conos de fusión (unas pirámides formadas sobre de una especie de pedestal, cubiertas por polvo de hielo).
LAS EXCURSIONES Desde El Calafate se organizan dos trekkings guiados sobre el glaciar Perito Moreno. Por un lado está el llamado Minitrekking, una caminata sencilla de dos horas que ofrece una aproximación bastante buena a la superficie del glaciar, sin grandes esfuerzos. También hay un trekking más exigente llamado Big Ice que requiere de ciertas condiciones físicas mínimas ya que se camina sobre el hielo durante unas cuatro horas.
Desde El Chaltén se puede optar entre la excursión al glaciar Viedma, al que se llega en barco, o la más exigente al glaciar Torre. Si bien el trekking sobre los hielos del Viedma es considerado de nivel medio, hay que tener en cuenta que no es tan sencillo escalar las piedras de las laderas para llegar al “techo” del glaciar.
La excursión al glaciar Torre es todavía más exigente. El trekking comienza directamente desde el pueblo de El Chaltén. Sumando ida y vuelta, se caminan unos 30 kilómetros por la montaña. Aunque la experiencia de “pasear” sobre el hielo es similar a la del Glaciar Viedma, vale la pena hacer las dos ya que los caminos hasta cada glaciar son muy distintos.
El primer tramo de este trekking de exigencia media por la montaña es el más trabajoso, ya que se va subiendo la ladera por unos senderos entre bosques de lenga y ñire. A las dos horas de caminata se llega al campamento base Thorwood, muy cercano a la Laguna Torre, donde hay baños, carpas y se ofrece un refrigerio a los caminantes. Entre charla y charla, los guías sorprenden a todos con la noticia de que hay vida en el glaciar. “Así es señores –dice con una sonrisa–, y se trata de la andiperla wilinki, un minúsculo insecto del orden de los plecópteros que tiene seis patas y unas antenitas en la cola.” La andiperla –o perla de los Andes– fue descubierta en la década del cincuenta y hasta ahora se la considera el único insecto que habita los glaciares. Pero viven en esos hoyos azules y misteriosos que son los sumideros, donde se alimentan de bacterias y nunca se dejan ver.
En el camping los guías les colocan arneses a los que siguen hasta el hielo. En el nacimiento del río Fitz Roy –que se cruza con la técnica de la tirolesa– comienza una espectacular caminata bordeando casi completa una gran hoyada, con el lago Torre abajo. En una hora se llega al glaciar donde todo el mundo se coloca los grampones para caminar sobre el hielo, una experiencia similar a la del Glaciar Viedma, con la diferencia que aquí se practica una escalada sencilla y opcional sobre una pared de hielo. La caminata sobre el hielo dura tres horas. Al finalizar. se puede optar entre regresar a El Chaltén esa misma tarde o pasar la noche en el sofisticado camping.
El trekking hasta la Laguna Torre sin caminar sobre el hielo se puede hacer sin guía, simplemente siguiendo los carteles en los senderos. Quienes vayan a realizar la excursión completa deben contratar los servicios de una empresa.
EL SONIDO Al rato de estar caminando sobre cualquiera de los glaciares de Santa Cruz, uno se acostumbra a un eco casi permanente de pequeños y grandes estallidos que parecen tiroteos lejanos o cañonazos atronadores. Detrás de esa muralla de hielo parecen sucederse violentas tempestades y guerras secretas con remansos de paz, mientras se escucha el constante rumor del agua que corre y el sonido del viento cortado por las filosas puntas del hielo.
Los trekkings terminan con los caminantes deslumbrados y algo cansados, pero convencidos de haber hecho una excursión que en muy pocos lugares del mundo se podría repetir. Al abandonar el parque bajo un rojo atardecer, ya no hay forma de dejar atrás la caótica geometría del hielo, ni tampoco su imagen fría y abstracta como la de los espejos vacíos.
Desde tierra firme, el glaciar se ve como una muralla de hielo radiante que oculta en su interior más de lo que se puede descubrir a esa distancia. El frente cristalino muestra apenas la primera línea de una sucesión de cúpulas de hielo rematadas en aguja que parecen reproducirse hasta el infinito. Por eso un trekking es la mejor forma de abordar la belleza de un glaciar, de cerca y desde adentro para vislumbrar así sus entrañas.
Aunque parezcan soldados al suelo, los glaciares están en constante e imperceptible movimiento. Esa enorme masa de hielo cae de a poco deslizándose por la pendiente del valle o la montaña a una velocidad que varía según el nivel de inclinación. Este movimiento se produce porque debajo del glaciar corre una mínima capa de agua que se infiltra por las grietas y sumideros, operando como una suerte de lubricación que facilita el desplazamiento.
El movimiento hacia adelante de los glaciares no sólo es imperceptible por su lentitud sino también porque el proceso de repliegue de las glaciaciones hace que sus frentes se rompan todo el tiempo, en general a orillas de algún lago que se llena de témpanos. Al mismo tiempo, el glaciar se alimenta desde atrás, aunque a una velocidad mucho menor de la que se rompe por delante. Es por eso que, en todo el mundo, los glaciares se encuentran en retroceso -salvo el Perito Moreno, que crece y se rompe, quedando estable, y en algunas décadas muchos de ellos van a desaparecer. Cabe recordar que en este momento estamos en un período interglaciario, es decir que la última glaciación está terminando de retroceder.
Glaciar Perito Moreno: El minitrekking sobre el glaciar Perito Moreno cuesta $ 310 y la alternativa de cuatro horas de caminata llamada Big Ice, $ 420. En ambos casos se incluye el transporte desde el hotel y se recomienda llevar vianda, ya que la excursión dura todo el día. También hay que pagar la entrada al parque ($ 10). Empresa Hielo y Aventura. www.hieloyaventura.com
Glaciar Viedma: La navegación con trekking sobre el Glaciar Viedma cuesta $ 230 más $ 40 de transfer. Se recomienda llevar vianda. Empresa Patagonia Aventura www.patagoniaaventura.com
Glaciar Torre: El trekking con caminata sobre el glaciar Torre desde El Chaltén cuesta $ 220 y es aconsejable llevar vianda. Empresas Fitz Roy Expediciones y por Chalten Travel. www.fitzroyexpedicio nes.com.ar
Más información: Centro de Información Turística de Santa Cruz en Buenos Aires. Suipacha 1120. Tel.: 43253098 / 43253102 www.epatagonia.gov.ar
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