Domingo, 22 de junio de 2014 | Hoy
BUENOS AIRES. SPA DE CAMPO Y FRENTE AL MAR
Las últimas semanas antes de las vacaciones de invierno permiten aprovechar la temporada baja en tres spa cercanos a Buenos Aires: uno en Miramar frente a la costa, otro rodeado del verde de la pampa en San Antonio de Areco y un tercero sumergido en la densidad vegetal del delta del Tigre.
Por Julián Varsavsky
Probablemente las semanas que quedan hasta las vacaciones de invierno sean las mejores del año para regalarse unos días de spa. Por al menos dos razones: suelen ser lugares calentitos y cerrados –ideales para el invierno– y aún estamos en temporada baja, hasta que llegue el receso escolar. Por lo tanto, los precios son más económicos, con toda clase de promociones para atraer clientes. Y la tranquilidad es absoluta, porque suele haber poca gente. Las opciones son muchas: aquí van tres, en pleno campo o cerca del mar, rodeados de mucho verde, para entregarse a los placeres de los masajes y los chorros de agua caliente, dedicándose a la lectura y el descanso.
POR EL DELTA Sobre el arroyo Espera de la primera sección en el delta del Tigre se encuentra un complejo de bungalows llamado Amarran Sancho, equipado con un buen spa. La lancha colectiva tarda 45 minutos hasta el lugar, que cuenta con siete bungalows y ocho suites sobre ocho hectáreas. Las construcciones se levantan sobre palafitos, debajo de los cuales suele haber agua. El verde del lugar es exuberante y cada bungalow tiene una terraza aislada de la vista de los demás, donde cuelgan hamacas paraguayas y casi no entra el sol gracias a la vegetación selvática.
Todo el complejo está unido por senderos aéreos de madera, ya que al ser ésta una típica isla de Tigre –con forma de plato hondo, con los bordes levantados respecto del centro– el suelo se inunda cuando sube el nivel de agua.
Una frondosa vegetación rodea el jacuzzi al aire libre de Amarran Sancho. El spa tiene a su vez saunas seco y finlandés, gabinete de masajes y espacios para yoga y meditación. Y una originalidad del lugar es su hermosa playita de arenas blancas, en una especie de laguna interior. Allí están los kayaks con los que se sale a pasear libremente.
Tanto verde no es casualidad: en Amarran Sancho se ha creado una reserva natural de flora autóctona donde se están erradicando las especies exóticas para suplantarlas por las que se producen en un vivero del complejo, con la idea de restaurar el ambiente originario del humedal. Allí hay también una huerta que provee al restaurante, donde se cultivan hierbas como la melisa, la menta y el romero.
La reserva se recorre a través de un circuito de trekking con senderos bordeados de agua con camalotes. También hay un área de fogones donde en las noches se arman guitarreadas. Alrededor de una gran pileta –que se usa en verano– hay una cancha de vóley sobre arena y otra de fútbol con pasto. Y para los eventos corporativos se dispone también de una tirolesa en medio de un gran cañaveral.
EN EL PAGO DE ARECO A simple vista el hotel de campo y spa Solar del Pago, en las afueras de San Antonio de Areco, es como cualquier otro en su tipo: un confortable lugar de relax en medio de la naturaleza, con piscina al aire libre climatizada y una arquitectura campestre tradicional. Sin embargo, es un hotel único en el país: el primero declarado por el Ministerio de Turismo “ciento por ciento accesible” para personas con discapacidad, gracias a una infinidad de detalles imperceptibles que hacen posible alojar a personas con problemas motores.
Las habitaciones de Solar del Pago están a lo largo de dos galerías en L frente a una piscina y una gran sala vidrio que encierra el spa. Allí hay un jacuzzi, una ducha escocesa, un sauna y una sala donde se practican masajes descontracturantes, integrales con piedras calientes, tailandés y shiatsu (digitopuntura). Entre los programas faciales hay una limpieza profunda de cutis, un efecto lifting en cuatro capas, peeling de enzimas y sesiones de radiofrecuencia de alta gama que mejoran la calidad de la piel con un efecto tensor. Además hay programas de ozonoterapia para retardar el envejecimiento de la piel, exfoliaciones corporales, fangoterapias y aplicaciones de electrodos con ondas rusas para reducir, tonificar o drenar los músculos.
El circuito de agua está entre los favoritos de los visitantes, compuesto por sauna húmedo con aromaterapia, sauna seco, hidromasaje y ducha escocesa.
La gastronomía en Solar del Pago arranca los jueves con cocina francesa, cuando se puede pedir una blanquette de mar con camarones, mejillones, puerro y cebolla. Los viernes de cocina asiática una opción es el chop suey de vegetales y hongos. Los sábados criollos hay carne al disco y bife de chorizo con milhojas de calabaza.
Lo curioso de Solar del Pago es que, siendo un lugar “ciento por ciento accesible”, uno no se da cuenta por qué. Pero prestando atención se descubre que no hay un solo escalón sino sutiles rampas, que se dispone de una carta en braille, las personas sordas se comunican con los empleados por mensajito de texto y el espejo del baño tiene una leve inclinación para que una persona en silla de ruedas también se pueda ver. Por su parte, los no videntes tienen a disposición una maqueta de todo el complejo para “mirarla” con las manos; se permite alojarse con perro guía y las puertas se abren hacia afuera.
EN MIRAMAR A unas cuadras del mar, los departamentos del resort y spa Alto Miramar cierran un círculo alrededor de una gran pileta con la forma china del Ying y el Yang. El resort tiene un kinder para dejar a los chicos, juegos, un excelente restaurante gourmet llamado Romeo, y un spa cuya pileta climatizada tiene “cuellos de cisne” que arrojan agua a presión para relajar la espalda.
En el Maui Spa de Alto Miramar hay saunas seco y a vapor, jacuzzi y un caminito de piedras en el agua por donde se camina automasajeándose los pies. También la pileta exterior está climatizada desde noviembre a mayo y tiene un barcito con asientos dentro del agua.
En la sala de masoterapia del spa se ofrecen diferentes tipos de masajes descontracturantes y opciones con cañas de bambú, cuencos tibetanos y pindas, unos saquitos rellenos con hierbas aromáticas y semillas que se calientan al vapor para pasarlos por todo el cuerpo.
En un cuarto del spa hay una tina con patas de león donde se realizan baños de inmersión con agua y vino, que hidratan y suavizan la piel. Además hay un masaje con miel en todo el cuerpo, que también termina en la tina con un baño de espuma.
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