Domingo, 28 de diciembre de 2003 | Hoy
NEUQUEN VILLA LA ANGOSTURA
Villa La Angostura es más que paisajes imponentes y hotelería de lujo. A pocos kilómetros de distancia de Bariloche, es un centro que lo tiene todo para el verano: lagos, montañas, paseos variados, deportes, edificios históricos y hasta curiosidades únicas en el mundo.
Por Graciela Cutuli
Villa La Angostura canjea pasado por belleza, e historia por armonía. Fue fundada hace algo más de 70 años –es decir ayer– pero tal vez por eso logró conservar una atmósfera de paraíso terrenal, entre lagos y montañas, azules y verdes, cielo y nieve, celestes y blancos que se funden en una rara transparencia. Sus construcciones, muchas de piedra y madera, le dan el toque alpino común a toda la comarca de los lagos de la Patagonia norte, desde Junín de los Andes hasta Bariloche. Más pequeña que San Martín, mucho más aún que Bariloche, más señorial que Junín de los Andes, Villa La Angostura es una suerte de Gstaad de América latina. En sus calles se muestran sus dos caras, contradictorias: un rincón del Edén para todos, pero un pedazo de tierra para pocos. La belleza del marco natural de Villa la Angostura culmina en Bahía Manzano, un paisaje perfecto que parece haber sido creado por un pintor inglés del siglo XIX y un poeta romántico alemán del siglo XVIII. Un marco natural que selecciona a quienes lo pueden disfrutar, ya que Villa La Angostura es sin duda el punto turístico más exclusivo de la Patagonia. Por eso no sufre el asedio turístico de Bariloche ni crece al ritmo sostenido que San Martín de los Andes, sus dos vecinas más cercanas, una del otro lado del lago Nahuel Huapi, la otra en el otro extremo de la Ruta de los Siete Lagos, uno de los circuitos más hermosos del mundo. Los afortunados que gozan de La Angostura todo el año son apenas 8000 habitantes: uno por cada tres turistas que visitan La Angostura en verano, atraídos por sus paisajes y sus excursiones, o en invierno para disfrutar las nieves de su centro de esquí.
Colonia La Angostura La Angostura
debe su nombre al istmo de la península Quetrihué, evidentemente
muy angosto. Su partida de nacimiento indica que está a unos 780 metros
de altura y que fue fundada un 15 de mayo de 1932, en torno de la Oficina Radiotelegráfica
del Correntoso instalada en lo que es hoy el puerto. El turismo, más
que la telegrafía, decidió su suerte. Hoy es un centro importante
para el trekking y la pesca con mosca en verano y los deportes de nieve en invierno.
La excepcional geografía de la región proporciona una importante
cantidad de excursiones, generalmente caminatas, pero también cabalgatas
o paseos en auto, que se pueden realizar por bosques, orillas de lagos, cerros
y ríos. Actividades algunas que ya realizaban los indios puelches y luego
los araucanos, que vivían en las orillas del Nahuel Huapi y la isla Victoria.
Durante la Campaña del Desierto, la región de lo que sería
más tarde Villa La Angostura era controlada por el cacique huiliche Inacayal,
con cuartel general en Tekel Malal. En 1902, una vez definidas las fronteras
argentino-chilenas en esta porción de los Andes, se entregaron las tierras
confiscadas a los mapuches –o araucanos– a nuevos colonos y se creó
un asentamiento agrícola a orillas del lago, la Colonia Pastoril Nahuel
Huapi. Uno de los primeros colonos que llegó para fortalecer la débil
población de la naciente colonia fue el italiano Primo Capraro, un gran
promotor del lugar. Sin embargo, el caserío tomará importancia
recién con la llegada de la Oficina Radiotelegráfica en 1932,
oportunidad en que se convertirá en pueblo. Dos años más
tarde, se crea el Parque Nacional Nahuel Huapi, presidido por el hermano del
arquitecto Bustillo, el “inventor” del estilo de construcciones
alpino-patagónicas típicas de lugares como el Centro Cívico
barilochense. Las primeras construcciones de la ciudad que se remontan a esa
época son la capilla de la Asunción, la Escuela Nº 104, la
casa del guardaparques, el museo y el castillo El Messidor. Los memoriosos de
Villa La Angostura recuerdan que los primeros turistas llegaron en 1924, cuando
la colonia vivía solamente de la agricultura y el turismo era apenas
un proyecto para pocos, sobre todo en este rincón del mundo. Pero sería
esta actividad la que daría verdadero impulso a la recién nacida
ciudad en los años 30, con la creación de hoteles, casas de verano
y más tarde el country club Cumelén. Luego llegaron el centro
de esquí, Cerro Bayo, lascarreteras pavimentadas, el aeropuerto de Bariloche,
la ruta a Chile por el paso Puyehue.
Los principales barrios de Villa La Angostura son la Villa y el Cruce. Concentran
todos los edificios de interés de la ciudad: la capilla Nuestra Señora
de la Asunción (construida en 1936), el castillo El Messidor, la histórica
escuela Nº 104 (que fue trasladada en 1975 a otro barrio) y la ex casa
de su director (hoy el Museo Histórico Regional), la sede de Parques
Nacionales, el muelle de Puerto Angostura y La Flecha, un edificio donde funcionó
un negocio de ramos generales entre los años 40 y 80. Hoy el Cruce es
el centro económico de Villa La Angostura, a lo largo de la Ruta 231,
que bordea el Nahuel Huapi por el este hasta el paso con Chile en la cordillera,
mientras que la Villa, a orillas del lago, sobre la angostura misma de la península,
se transformó en un centro residencial y hotelero.
Un nombre revolucionario La mansión El Messidor es un atajo entre Normandía y los Andes, una de las construcciones más sobresalientes de la ciudad. Es un pequeño castillo de estilo normando con techos a dos aguas, construido en 1942 a orillas del lago por el prolífico arquitecto Bustillo. Su nombre le viene del calendario revolucionario, que durante un par de años reemplazó al calendario gregoriano bajo la Revolución Francesa.
El Messidor era el décimo mes del año y su nombre, creado como
el resto del calendario por el poeta Fabre d’Églantine, era una
evocación de “mes de oro”, por el color de los trigos que
en Europa se cosechan en octubre. Los primeros propietarios de la mansión
fueron familiares del arquitecto Bustillo, y desde 1964 es propiedad de la provincia
del Neuquén y residencia del gobierno provincial. Sus dos plantas ofrecen
hermosas vistas al lago, así como la terraza, en medio de un cuidado
jardín.
Otra de las postales más conocidas de Villa La Angostura es Puerto Manzano,
quizá el sitio más hermoso de una comarca pródiga en bellezas.
No está realmente en la ciudad, sino al borde de la Ruta 231, a algunos
kilómetros de distancia. El sitio fue colonizado junto con el resto de
la región a fines del siglo pasado, y en 1920 existía un negocio
de ramos generales creado por una familia suiza.
El bosque único Frente a Puerto Manzano se ve la costa de la península, del otro lado de este brazo del Nahuel Huapi. La península Quetrihué es un sitio de relevancia única en el mundo, y está protegida por un parque nacional insertado en el Parque Nacional Nahuel Huapi: su objetivo es proteger el último bosque de arrayanes que existe de manera natural en el mundo. El bosque está a unos 12 kilómetros de Villa La Angostura, desde donde se pude acceder a pie por un camino que atraviesa la península (en mapuche “Quetrihué” quiere decir justamente “lugar de arrayanes”) en toda su longitud. Sin embargo, la mayoría de las personas que visitan el bosque lo hacen desde Bariloche, gracias a una excursión lacustre que sale desde Puerto Pañuelo, sobre la costa de la península Llao-Llao. Además de ser un lugar único en el mundo, este bosque es una de las postales más difundidas y hermosas de la Argentina. La corteza color canela de los troncos densamente repartidos está manchada por matices más claros y forma un mosaico de colores ocres, marrones y blancos, bajo la sombra del denso follaje. En total son 12 hectáreas de bosque, en cuyo centro se encuentra una cabañita de madera elegida por todos los contingentes turísticos para inmortalizar su excursión al lugar. El arrayán crece a orillas de los lagos y ríos de la Patagonia andina, y algunos ejemplares de los que aquí se encuentran ya tienen varios siglos de vida. Según una de las leyendas del lugar, Walt Disney estuvo en el bosque durante una visita a la Argentina y se inspiró en él para ambientar y dibujar los decorados de su película Bambi. La leyenda, que circula con cada chico que vuelve a ver la mítica historia del ciervito, ya forma parte de las tradiciones del bosque. A la hora de visitarlo hay que recordar algo importante: esta zonasólo puede recorrerse siguiendo un circuito previamente trazado, un sendero entablonado que limita el paso, ya que la libre circulación entre los árboles está prohibida por ser un área intangible permanente. El sendero permite así una mayor protección del bosque y la aparición de nuevos ejemplares de arrayanes.
Excursiones a lo ancho Cerro Bayo
es otro de los atractivos mayores de Villa La Angostura, uno de los centros
de deportes de invierno más completos del país. Desde hace algunos
años se está abriendo también al turismo de verano y propone
actividades de turismo aventura: todo, a un poco más de 1000 metros de
altura. Las agencias locales organizan salidas de trekking por las faldas del
cerro, mountain-bike y deportes aéreos como aladelta y parapente.
Cerca de Villa La Angostura se encuentra una verdadera curiosidad geográfica:
el río Correntoso. A pesar de su nombre, que hace imaginar un torrentoso
río o arroyo de montaña con rápidos, cascadas y rocas,
se trata de lo que se puede considerar como el curso de agua más corto
del mundo: ni más ni menos que 300 metros. Este río une los lagos
Correntoso y Nahuel Huapi. Su corta extensión no impide sin embargo que
los pescadores lo valoren por ser un excelente lugar para la pesca con mosca
de truchas. Se lo puede ver desde el puente de la Ruta 231 (no hay muchos ríos
que puedan verse desde su nacimiento hasta su desembocadura desde un mismo puente...).
En realidad la cascada no hay que buscarla bajo el nombre del Correntoso, sino
el de río Bonito. En camino hasta el complejo de Cerro Bayo, en un lugar
de la ruta hay que adentrarse unos cien metros en el bosque para llegar hasta
un mirador donde se puede admirar la cascada del río Bonito, de 36 metros
de altura. Entre bosques, agua y piedra, este lugar es otro de los rincones
mágicos de la Patagonia, donde no es difícil creer en duendes
o en hadas que viven en los troncos de los árboles.
En la región hay otro salto de agua, el Inacayal, sobre el arroyo Las
Piedritas, al pie del cerro Inacayal. Este cerro, como los demás, se
puede disfrutar junto a la vista del los lagos desde la terraza panorámica
natural que forma el mirador Belvedere. Aunque se pueda llegar en auto, es uno
de los trekkings que se pueden realizar desde el centro mismo de Villa La Angostura,
aun para personas con poca preparación física. En toda la región
hay muchos circuitos, con muy distintos grados de dificultad. En la Dirección
de Turismo y las agencias de la ciudad se pueden conseguir todos los datos necesarios
para realizarlas. Según el gusto y el tiempo disponible, es posible caminar
a orillas de los lagos, trepar sobre las faldas de los cerros, seguir el lecho
de arroyos de montaña, o simplemente caminar entre los bosques. Es una
manera más de disfrutar de la ancha hermosura de Villa La Angostura.
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