Domingo, 11 de enero de 2004 | Hoy
MISIONES DOS DíAS EN UNA ESTANCIA EN LA SELVA
Apartada del estruendo de las Cataratas, la estancia Las Mercedes ofrece una alternativa relajada y silenciosa para disfrutar de la exuberancia verde de Misiones. Cabalgatas por un monte autóctono, canotaje por el río Piray-Guazú y una estadía en la selva a todo confort.
En el año 1919, un
alemán de apellido Schwelm que todavía se dejaba seducir por la
leyenda de la ciudad de oro fundó la colonia El Dorado en
el centro norte de la provincia de Misiones. Suizos, dinamarqueses, polacos,
ingleses y paraguayos la fueron poblando hasta convertirla en una verdadera
ciudad de 60.000 habitantes rodeada por la selva, a pocos kilómetros
del Alto Paraná. Hoy en día El Dorado es uno de los principales
centros de producción maderera del país y cuenta con más
de 60 aserraderos que abastecen gran parte de la industria nacional.
Ubicada entre Posadas y Puerto Iguazú, la ciudad recibe a muchos viajeros
que comienzan a explorar la provincia desde su capital. En el trayecto hacia
las cataratas, los turistas que deciden quedarse unos días en El Dorado
se alojan en la estancia Las Mercedes, un lugar ideal para disfrutar de la selva
en un contexto virgen e intimista, ajeno a los estruendos de las cataratas y
sus multitudes de visitantes.
La estancia. Un camino
de tierra roja flanqueado por un exuberante verde conduce hacia la estancia
Las Mercedes, a 7 kilómetros de El Dorado. Al transponer la tranquera
el camino caracolea entre dos paredes de árboles y desemboca frente al
colorido casco de estilo inglés de Las Mercedes, totalmente construido
en madera pintada de blanco y naranja. El edificio data de 1923 y prácticamente
muy poco ha sido modificado desde entonces. Todos los pisos, paredes y techos
son de madera de anchico y guatambú.
En el casco central de Las Mercedes pueden alojarse hasta 12 huéspedes,
distribuidos en cinco cuartos. Cada habitación está decorada con
fotos, lámparas de porcelana, candelabros de plata y otros recuerdos
familiares. Una vez instalados en el cuarto, el primer impulso es abrir las
ventanas. Y ante los ojos aparece una larga extensión de césped
perfecto donde bien se podría jugar al golf; a unos 100 metros, una hermosa
pileta, y al fondo, la vegetación selvática
.
En canoa y a caballo. Uno de los rasgos distintivos de Las Mercedes es
que muy cerca de allí se realizan paseos en canoa por las aguas del arroyo
Piray-Guazú. Divididos de a dos por canoa, los huéspedes reciben
una breve clase y se lanzan a navegar. Las aguas son tranquilas como las de
una pileta y en ningún momento superan el metro y medio de profundidad.
Durante el paseo aparece toda clase de aves de la selva saltando de rama en
rama, con soberana libertad. Se rema río arriba unos dos kilómetros
y medio sin demasiado esfuerzo, aunque en un tramo del trayecto hay que sortear
unas piedras con la canoa a cuestas. Después de la excursión por
el Piray-Guazú, el programa continúa con un asado en el quincho
de la estancia y una buena siesta en el silencio perfecto de este lugar en la
selva. Luego se puede optar por salir a cabalgar por el campo misionero y conocer
la producción agrícola-ganadera en tierra roja. La estancia tiene
650 hectáreas y produce yerba mate, madera de pinos, mandioca y maíz,
aunque la actividad principal es la cría de 420 cabezas de ganado Braford,
una cruza de Hereford con cebú. El paseo sigue al trotecito hasta un
monte virgen de 70 hectáreas que se mantiene intocado, albergando majestuosos
ejemplares de árboles como el guatambú, el timbó, el laurel,
el lapacho y el cedro misionero, los más representativos de la selva
autóctona.
A la hora del té llegan los scones, la tarta de frutilla y el pastel
de manzana, que se sirven en el jardín de invierno, totalmente cercado
por tela mosquitera. Es como estar al aire libre, pero a salvo de los insectos
del atardecer y de la noche, y el lugar predilecto de la mayoría de los
visitantes para descansar en la tarde e incluso leer en la noche, recostados
en una hamaca paraguaya. Después de este baño de selva
a todo confort, ya es tiempo de continuar el viaje hacia el colosal espectáculo
de las Cataratas.
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