Domingo, 5 de junio de 2005 | Hoy
CORDOBA > CIRCUITOS SERRANOS
Córdoba, que se prepara para vivir uno de los grandes eventos del año –la fecha nacional del Mundial de Rally–, despliega todas sus propuestas turísticas para la temporada invernal, con su ya tradicional sello que combina paisaje, cultura y deporte.
Por Graciela Cutuli
Los caminos de Córdoba parecen infinitos. Es difícil encontrar en la Argentina un destino turístico que haya multiplicado hasta tal punto sus atractivos, combinando las rutas históricas con el turismo aventura, la alta montaña, el turismo ecológico, las curiosidades de la geología y las citas deportivas o artísticas –sobre todo festivales folklóricos o tradicionalistas– de alcance nacional. La particularidad es que en Córdoba es temporada todo el año y para todo el mundo, porque la variedad de lugares, servicios y actividades logra el consenso tanto de turistas jóvenes en busca de diversión como de las familias con chicos o adultos que privilegian el descanso. Algunas propuestas, entre las muchas que ofrecen sus paisajes serranos, se perfilan como favoritas de las próximas vacaciones de invierno.
Las estancias siempre estuvieron allí, pero su integración al listado de Patrimonios de la Humanidad de parte de la Unesco les dio nueva relevancia e impulso turístico. Hoy es casi imposible hablar de Córdoba sin mencionar la ruta jesuítica, que incluye las cinco estancias fundadas por la orden religiosa durante los años de su apogeo en América: Alta Gracia, Santa Catalina, Caroya, Jesús María y La Candelaria (había una más en el Valle de Calamuchita, la de San Ignacio, pero sólo quedan ruinas). A ellas hay que sumar la Manzana Jesuítica situada en pleno corazón histórico de Córdoba capital. Desde allí las estancias son accesibles, y es posible combinar la visita de más de una en el mismo día (Caroya, Jesús María y Santa Catalina en particular están muy cerca, al norte de la capital, en tanto La Candelaria se encuentra hacia el oeste y Alta Gracia hacia el sur).
Si hay que elegir, cada uno tendrá sus preferencias pero Santa Catalina (cuya fachada recientemente restaurada resplandece de blanco), Alta Gracia y La Candelaria son sin duda las más hermosas. Las visitas guiadas en Santa Catalina, una estancia que es de propiedad particular, valen la pena especialmente por el entusiasmo de los guías en detallar la historia y estilo de la construcción, las leyendas relacionadas con la presencia y posterior expulsión de los jesuitas, y la riqueza de las obras de arte conservadas en el interior de la iglesia.
Esta pequeña localidad del Valle de Calamuchita hace todo lo posible por parecer un rincón de Suiza, y lo logra muy bien: por todas partes, el paisaje está matizado de casas con techos a dos aguas, carteles de madera tallados a mano que promocionan las artesanías locales, los balcones florecen como en el centro de Europa y en invierno las cumbres nevadas de las sierras contribuyen a crear un impecable “efecto suizo”. Para el mes próximo, Villa General Belgrano prepara su principal celebración invernal, la Fiesta del Chocolate Alpino, que invita a dejarse tentar con tazones de chocolate caliente y chocolates en barra, del 10 al 24 de julio. Golosinas aparte, el lugar es realmente encantador: rodeado de cerros y surcado de arroyos es el mejor punto de partida para pasar un día en La Cumbrecita (otra pequeña localidad, sólo peatonal, de aire auténticamente alpino), o para llegar incluso hasta Alta Gracia y visitar su estancia jesuítica y los museos dedicados al Che Guevara y a Manuel de Falla. Si se invierte la ruta, en cambio, se tomará el camino del Valle de Calamuchita, una de las regiones más turísticas de Córdoba. Lo que no es poco decir... Para los chicos, vale la pena pasar por El Edén, un zoológico abierto que se recorre con el auto, o por El Torreón, un parque de juegos que incluye la réplica de un castillo español. Y si el visitante está atraído por la temática ovni –un clásico de muchos los que visitan el Uritorco, en el Valle de Punilla–, no debe dejar de elegir también este circuito para pasar por el museo consagrado al tema, en las afueras de la Villa.
El vuelo de los cóndores no está reservado sólo a los Andes. También en Córdoba es posible divisar a estas aves majestuosas, símbolo de las alturas, cuando sobrevuelan algunas de las cumbres más altas. Entre Alta Gracia y Mina Clavero, la impactante Quebrada del Condorito es el lugar ideal para aprender sobre los cóndores, verlos y fotografiarlos: en este lugar, protegido por un Parque Nacional, el agua erosionó las rocas y cae en una gran cascada –único lugar donde se ha observado a los cóndores bañándose– que desemboca en el caudaloso río Condorito. En la parte superior del Parque, una pampa de altura (donde nacen los cursos de agua) es el hábitat de especies únicas de fauna y flora, un imán para los expertos y aficionados a la naturaleza. El paisaje agreste y el mágico vuelo de los cóndores son los grandes atractivos de este rincón cordobés ideal para caminar, practicar trekking de distintos grados de dificultad o animarse a un safari fotográfico.
Meca de artistas y escritores, La Cumbre es una de las estrellas del Valle de Punilla, al norte de Córdoba capital. Es la localidad situada a mayor altura en todo el valle (1141 metros snm), y otra de las puertas de entrada al ya mítico cerro Uritorco, además de la tradicional Capilla del Monte. Es imperdible la visita a El Paraíso, la casa donde vivió Manuel Mujica Lainez, repleta de objetos y curiosidades del escritor, además de su biblioteca personal (en temporada baja sólo abre los fines de semana). También está aquí la casa del artista plástico Emilio Caraffa. Se puede subir al Cristo que domina La Cumbre desde uno de los cerros, donde se acaba de inaugurar una nueva iluminación para todo el recorrido del Via Crucis: desde allí hay una excelente vista sobre todo el valle. Casi al pie del acceso al Cristo, se levanta la encantadora capilla San Roque.
Para el placer de los sentidos, en La Cumbre se encuentra la estancia El Rosario, que permite asistir al proceso de fabricación de dulces, licores, caramelos y los célebres alfajores cordobeses; y también el establecimiento Domaine de Puberclair, una plantación de lavanda y lavandín donde se elabora perfumes. Las plantaciones incluyen otras hierbas aromáticas, y se pueden recorrer durante todo el año. Cerca de La Cumbre, en Cuchi Corral, quienes prefieran ver todo el paisaje desde arriba pueden optar por un vuelo en parapente.
Son los dos cerros emblemáticos de Córdoba: el Champaquí, con 2790 metros de altura, es el punto culminante de las Sierras Grandes, y el Uritorco, con sus 1950 metros es el pico más alto de las Sierras Chicas. Los dos son ideales para iniciarse en los caminos de montaña o, en el caso de los más experimentados, elegir las vías de acceso más difíciles hacia la cumbre. En todos los casos, hay que manejarse con guías habilitados: sólo los verdaderos conocedores pueden orientar a los visitantes por los senderos de montaña. Las excursiones a ambos cerros se realizan durante todo el año, e incluyen la posibilidad de realizar pernoctadas. Los caminos del Champaquí permiten descubrir cascadas ocultas, amplios valles, la fauna y flora del pastizal de altura, pueblos ocultos y las leyendas que siempre rodean a las montañas, a pie o a caballo.
En cuanto al Uritorco, se puede ascender a pie desde Capilla del Monte, después de un recorrido de unas cuatro horas, o bien en vehículos 4x4 desde La Cumbre, por el llamado Camino de las Antenas, que empieza a unos 1150 metros de altura. El paisaje va variando de un bosque que toma colores rojizos en otoño hacia el pastizal de altura, surcado en las laderas por pircas (paredes de piedra encastradas) levantadas con maestría por los pobladores nativos del lugar. Recorrer el camino con guías es ideal para aprender a identificar las plantas, conocer sus aplicaciones en la medicina tradicional, aprovechar los mejores momentos para avistar animales y descubrir los secretos de un cerro de fama mística, dondemuchos creen descubrir la fuente de una energía beneficiosa de origen desconocido. El tema ovnis es insoslayable, y tiene tantos partidarios como detractores, pero ya forma parte de la aureola misteriosa del Uritorco.
Los paisajes caprichosos del relieve cordobés son imperdibles en Ongamira y Los Terrones, dos destinos favoritos para el trekking y las cabalgatas, que se pueden realizar con base en Capilla del Monte o las localidades cercanas. Una opción de lujo es pasar la noche en la Estancia Dos Lunas, en Alto Ongamira, que organiza paseos a pie y a caballo por esta zona.
Los Terrones son formaciones geológicas constituidas por rocas sedimentarias rojizas, de arenisca, ripio y sedimentos volcánicos, de gran antigüedad y muy erosionadas por el tiempo y los agentes naturales. Se pueden recorrer en auto o caminar por los senderos demarcados. Vale dejar suelta la imaginación para darles nombre a las distintas formaciones, ya que a cada uno las siluetas rocosas le traerán distintas reminiscencias. Lo mismo sucede en Ongamira, una antigua comarca indígena donde el suelo se levanta y se hunde formando salientes, aleros y grutas, en las que se hallaron restos de ocupación humana de hace miles de años. Se puede llegar caminando hasta un mirador que domina toda la zona: la vista es imperdible.
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