Se llega a Costa Rica en avión, vía Panamá o Bogotá. También hay conexiones en ómnibus con las capitales centroamericanas (desde Panamá el viaje lleva unas 20 horas).

El clima en Costa Rica es muy cambiante, y va desde las altas temperaturas tropicales hasta un auténtico frío en las zonas de montaña: prever ropa liviana y fácil de cambiar para los lugares de mayor calor y humedad, pero también abrigos según el destino previsto. Es buena idea llevar siempre repelente, protector solar y sombrero, así como calzado a prueba de agua.

El maíz y los frijoles son componentes importantes de la mesa costarricense. Hay que tener en cuenta que los platos no son picantes como en México, y que hay una exquisita variedad de frutas tropicales para probar.

Antes de emprender actividades de aventura hay que informarse sobre los riesgos de cada una de ellas, y siempre contar con guías autorizados. Conviene visitar los parques nacionales y las zonas de más difícil acceso con paquetes organizados, que pueden contratarse en el exterior o una vez en Costa Rica.

A sólo 50 minutos de la capital, que suele ser más el punto de partida de las visitas al interior del país que un destino en sí mismo, se puede visitar el teleférico del Atlántico, que recorre desde las alturas el bosque lluvioso.