Los habanos de Fidel
“El cigarro ha hecho famoso a nuestro país; nos ha dado prestigio y este prestigio debe ser protegido”, afirmó Fidel Castro. El líder cubano sabe de lo que habla, ya que no sólo fue un gran fumador de habanos durante 50 años sino que también contribuyó a la aparición de los Cohiba, la marca más afamada del mundo. En 1963, el jefe de su escolta, Bienvenido Pérez Zalazar, más conocido como Chicho, le hizo probar a Fidel uno de los habanos que compraba en un pequeño taller. Desde aquel día, esos tabacos que ni siquiera tenían nombre fueron los predilectos del presidente cubano. Tres años más tarde, la histórica dirigente cubana Celia Sánchez los bautizó Cohiba, nombre indígena del tabaco. En 1982, cuando apareció en los mercados internacionales, la marca ya era la más codiciada del mundo.
Más allá de los Cohiba, no hubo época en que los tentadores habanos no estuviesen en el centro de la vida política cubana. Se cuenta que en 1962, cuando Fidel avanzó con su política de nacionalizar capitales privados, el presidente Kennedy –fumador de los Petit H. Upmann cubanos– le ordenó a su secretario de Estado que le comprara todos los habanos de esa marca que pudiese encontrar por las calles de Washington. Al día siguiente, Kennedy procedió a firmar el famoso embargo comercial contra Cuba, que entre otras cosas prohibía volver a importar un solo tabaco más desde la isla.
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