Entre Arequipa y el Cañón del Colca hay entre tres y cuatro horas de recorrido, que llevan hasta el paso de Patapampa. Con 4910 metros de altura, es el paso carretero más alto de Perú y, sobre todo, un lugar de espléndida inmensidad rodeado por los picos cordilleranos, con el Mismi frente a una cadena de volcanes que incluye al Ampato, el Misti, el Chachani y el Ubinas, considerado uno de los más activos que existen actualmente en Perú. En algunos lugares, un bosque de apachetas –esas piedras apiladas que se ofrendan a la tierra– se abre paso entre la aridez del terreno de altura: muchas de ellas fueron hechas por los indígenas al cruzar de valle a valle; ahora también los visitantes se suman al rito cuando paran en algunos de los puestos que ofrecen artesanías (los guías suelen advertir con humor que la “baby alpaca” en algunos casos es más bien “maybe alpaca”, de modo que conviene acudir a una mano entrenada para reconocer la calidad del tejido cuando se trata de comercio informal). El cruce ofrece también paradores para comprar provisiones ante el ojo atento de alguna manada de vicuñas, casi inmutables al paso de los vehículos por su hábitat.