El cruce Viedma-Patagones se hace a diario en lanchas y en catamarán; también está el puente Basilio Villarino (inaugurado en 1981), que permite llegar a la capital rionegrina por la RN3. Pero el símbolo de Patagones es el Puente Ferrocarretero de 1931, realizado por la empresa alemana Dycherhoff y Widmann, una construcción única en el mundo por su sistema de tres tramos fijos y uno basculante a contrapeso hidráulico que permitía el paso de los barcos de ultramar. Cuando se inauguró –recuerdan los archivos locales–, una multitud cruzó a pie por primera vez la poca distancia que separa ambas ciudades. Hoy día este sistema, que sólo tenía un gemelo en Japón destruido en la Segunda Guerra Mundial, está siendo restaurado para que vuelva a funcionar tal como era. Por aquí podía pasar el tren que iba de Buenos Aires a Bariloche, muchas veces lleno de “mieleros” que arrojaban monedas al río en señal de buenos augurios.