Un edificio inteligente
El moderno edificio del Malba surgió de un concurso internacional al cual se presentaron 445 estudios de arquitectura de todo el mundo, que fueron evaluados por un jurado encabezado por el tucumano César Pelli. Los ganadores fueron unos jóvenes cordobeses del estudio Atelman-FourcadeTapia, quienes estuvieron al frente de la construcción que costó 25 millones de dólares. Además de su estética geométrica –con la fachada, varias paredes y techos de vidrio–, lo singular de este edificio diseñado especialmente para albergar un museo es su carácter de “inteligente”. Si hubiese un principio de incendio, los sensores automáticos activarían las cañerías que circulan por las paredes para que comience a salir agua. En las salas donde hay pinturas comenzaría a salir en cambio un gas inerte que ahoga las llamas sin afectar a las personas. Por su parte, todos los vidrios filtran las radiaciones ultravioletas y los rayos infrarrojos, por el bien de las pinturas. Y por último –como era de esperar– hay detectores de todo tipo para controlar cada movimiento, tanto de las personas como de los cuadros.
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