Sierra de las Quijadas es un desierto de relieves marcados y colores rojizos. No muy lejos de San Luis capital, desviándose un poco del camino hacia el Parque Nacional, se puede descubrir otro desierto, blanco esta vez: son las Salinas del Bebedero. Esta depresión fue en la Era Cenozoica una laguna de aguas saladas, que con la posterior disminución de las lluvias se hundió y se convirtió en un depósito de cloruro de sodio. En otras palabras, la sal de consumo humano. Se explota desde principios del siglo XX y abarca unas 6.500 hectáreas, que se pueden visitar en paseos que permiten descubrir las parvas y el proceso de extracción.